El tráfico
aéreo civil y comercial del Estado Bolívar comenzó en 1930, diecisiete años
después que el arriesgado Frank Boland surcó por primera vez el cielo
angostureño en un biplano Curtís de Tela y Bambú traído de Filadelfia y con el
cual se estrelló en suelo trinitario.
El jueves 9
de enero de 1913, los bolívarenses vieron por primera vez un avión en el aire y
así los días sucesivos hasta el domingo. El neoyorquino Frank Boland, quien desde
septiembre del año anterior se hallaba en Venezuela, había hecho demostraciones
con un avión Curtís de tela y bambú,
en Caracas, Valencia, Puerto Cabello, Barquisimeto, Maracaibo y dejado como
etapa final de su periplo a Ciudad Bolívar y Trinidad, donde fatalmente
sucumbió.
Boland, quien vino acompañado del también aviador Charles
Hoeglich, Carl Strom y Fausto Rodríguez, integrantes de la empresa Boland
Aeroplane and Motor Company, sobrevoló el centro de la ciudad desde la
mesa de la Laja de la Llanera que
desde entonces quedó como campo de aviación.
El 10 de mayo de 1929, dieciséis años después, aterrizó el segundo
aparato, un avión Potez Lorraine de fabricación francesa, pilotado por el Capitán
Couret, para lo cual el gobierno de Silverio González construyó un aeródromo
que bautizó con el nombre “21 de julio”. Seis mil personas se
congregaron en el campo de aviación y tras el aterrizaje la Banda
Gómez ejecutó “La Marsellesa”. Los tripulantes y pasajeros fueron agasajados
en el Club de Comercio. Se trataba de una Misión Comercial francesa
presidida por Collin Jeannel que cumplía el raid Maracay – Maracaibo - Maracay
– Ciudad Bolívar para establecer una ruta comercial. El aparato despegó a las
6:15 de la mañana de Maracay y aterrizó en Ciudad Bolívar a las 11:20 (5 horas
y 5 minutos).
El 15 de octubre de ese mismo año 1929 el monoplano francés Latecoere-26,
en vuelo sport, realizó otro
aterrizaje, pero sufrió un accidente y hubo que aguardar que llegaran repuestos
de Francia para poder regresar a su base en Maracay. El 14 de enero del año
siguiente el mismo avión, pilotado por Gaston Chenu, hizo un cuarto vuelo,
entonces sin mayores problemas.
Sin embargo, no fueron estos cuatro vuelos propiamente el
inicio de la aviación comercial en el Sur del Orinoco, sino el realizado por el
Latecoere-28
al mando de los pilotos Paul Vachet y Gaston Chenu, el 21 de abril de 193.
Con este vuelo quedó oficialmente inaugurado el Servicio aeropostal entre
Maracay y Ciudad Bolívar y lo cubrieron como invitados especiales funcionarios
del Gobierno y los periodistas: José
Nucete Sardi, redactor de El Universal y J. A. Cova, redactor de El Heraldo.
Otro invitado distinguido era Pierre Clemenceau, nieto del célebre Tigre de
Francia, George Clemenceau.
Estas unidades aéreas que
surcaban los cielos venezolanos y tocaban en el aeródromo de Ciudad Bolívar,
pertenecían a la Compagnie Genérale Francaise que cubría las rutas nacionales e
internacionales desde 1929. El primer
guayanés en viajar en el Latecoere-28 fue el comerciante
Alejandro Uncein. Inmediatamente después se inauguraron los vuelos al interior
del Estado. El primer vuelo al interior
se realizó el 16 de mayo de 1930 haciendo escalas, desde Ciudad Bolívar,
en Upata, Guasipati, El Callao y Tumeremo. Viajaron como invitados Carlos
Rodríguez Jiménez, Ernesto Sifontes, Antonio María Delgado, Jorge Suegart,
Marcelino Torres, José Acquatella, Rafael Gómez Rengel y Oroncio Valderrama.
Quince días después el Late-28 inauguró la ruta Ciudad
Bolívar- Maturín y posteriormente la ruta Ciudad Bolívar- Trinidad.
El pasaje de Ciudad Bolívar a Maracay costaba 55 bolívares;
Ciudad Bolívar a Upata, 120 bolívares; a Guasipati, 215; a Tumeremo, 275 y Trinidad Bs. 350.
El ramal aéreo Ciudad Bolívar- Trinidad fue inaugurado con
un Late-28 pilotado por Paul Vachet,
él 8 de enero de 1931. El aparato despegó a las 2 de la tarde llevando como
pasajero a Miguel Odremán, Dr. Aveledo Urbaneja, Harry Darling y Enriqueta de
Cerani. 500 personas le dieron la bienvenida tras aterrizar en la sabana de
Piarco.
El 7 de febrero, la Banda Gómez estrenó en pleno concierto
en el Paseo Falcón el pasodoble compuesto por su director el profesor José
Francisco Miranda: Late-28, en presencia de
los tripulantes franceses por quienes los bolívarenses experimentaban
admiración.
En 1934 el Gobierno Nacional adquirió las pertenencias y
derechos de la Compañía francesa y creó la entidad comercial denominada Línea
Aeropostal Venezolana destinada a cubrir la demanda de pasajeros a
nivel nacional e internacional. Entonces los pilotos franceses comenzaron a ser
sustituidos por pilotos Venezolanos egresados de la Escuela de Aviación Civil
“Miguel Rodríguez” en la Ciudad de
Maracay. El primer Presidente que tuvo Aeropostal fue el doctor Ovidio Pérez
Ágreda, ex Gobernador de Bolívar, en sustitución del ciudadano francés Roberto
Guerin. Pérez Agreda apenas estuvo meses (1936-37) y fue sustituido por el
Tcnel. Francisco Leonardi. A partir del primero de enero hasta el 27 de
septiembre de 1937, LAV funcionó dependiendo del Ministerio de Trabajo y
Comunicaciones hasta que por decreto de esa misma fecha fue adscrita nuevamente
al Ministro de Guerra y Marina.
El 23 de abril se registra en el Estado Bolívar el primer
accidente aéreo. Le ocurre a un aeroplano Fairchil, monomotor de 150 caballos
de fuerza, cabina formada por barrotes y listones cubiertos de una tela
resistente impermeable. Componían la tripulación: el Capitán Jorge Marcano, Teniente Mendoza y
el radio telegrafista Fuenmayor. Cubría la ruta Santa Elena de Uairén a Tumeremo y de las nueve personas que iban a
bordo del aparato, perecieron en el accidente, Mr. Frederick D. Grab, agregado
comercial de la Embajada Norteamericana en Venezuela y Alfonso Duque,
trabajador de las minas de Surukun. Sobrevivieron, pero gravemente heridos,
además de los tripulantes, el escritor científico de Nueva York, William
Armstrong Perry; el guardia nacional Servelón, la empleada de la mina de
Surukun, Lina Valles y el padre capuchino Baltazar de Matallana, único ileso y
quien pudo asistir a los heridos hasta ser rescatados días más tarde.
A menos de seis meses de este accidente aeronáutico, específicamente,
el 9 de octubre de 1937, ocurrió otro accidente en la Mesa del Auyantepuy, no trágico, pero si espectacular.
El explorador Jimmy Angel se aventuró temerariamente a practicar un aterrizaje
sobre la alta meseta, el cual resultó aparatosamente accidentado, pero que
sirvió para dar a conocer al mundo el Salto de agua más elevado del planeta. El
Salto Angel, como se llama desde
entonces. Ostenta la impresionante altura de 979 metros, seguido por el Tugela,
con 948, en Natal Sudáfrica.
El Gobierno Nacional, ya con la empresa en sus manos
dependiendo de los despachos de Guerra y Marina y de Fomento le imprime un
impulso a la Aeropostal y ordena mejorar y construir nuevos aeropuertos para ir
progresivamente ampliando las rutas. LAV extiende sus rutas nacionales y
establece (1938) su base de operaciones en Maiquetía, clausurando su base
primaria de Boca del Río, en Maracay. Ese año adquiere los primeros aviones
Douglas C-47 y DC-3.
En agosto de 1938 se construyó el primer hangar en el
aeródromo “21 de julio” de Ciudad Bolívar y dado que el terreno donde
operaban los aviones era de propiedad municipal, el Gobierno Nacional, a través
del Procurador General de la Nación, doctor J.J. Abreu, solicitó ante el
consejo Municipal de Heres, el arrendamiento del mismo por un lapso de 15 años.
Toda la zona era conocida como la Mesa de Angostura y posteriormente
como Los
Peladeros. Limitada por el Norte con la Laja de la Llanera; Este, con
la trilla de automóviles hacia la Mariquita; Sur, terrenos municipales y Oeste, terrenos del Hipódromo.
El 22 de febrero de 1940, siendo Presidente del Estado Bolívar, el doctor Ovidio Pérez Agreda, los
bolívarenses disfrutaron al ver que la primera venezolana pilotando un avión,
su paisana María Asunción Calcaño Ruiz (Marí Calcaño). El aparato CUVQ, despegó
a las 7:15 de aeródromo de Barcelona, donde hizo escala procedente del centro,
y aterrizó a las 10:10 de la mañana en el campo de aviación de Ciudad Bolívar,
acompañada de su mecánico y copiloto, Antonio Reyes.
En el aeropuerto fue objeto de una cálida bienvenida por parte del Presidente del
Estado, Ovidio Pérez Agreda, Natalio Valery, Ernesto Sifontes, Juan Manuel
Sucre y 25 estudiantes de bachillerato.
Mary Calcaño, nacida en Ciudad Bolívar, era hija de José
Antonio Calcaño Sánchez y María Ruiz, descendiente del doctor José Angel Ruiz,
esclarecido médico guayanés, cuyo nombre ostenta el hospital Universitario de
la Ciudad.
En 1943, un grupo de empresarios venezolanos, presidido por
Henry Lord Boulton, fundó una nueva línea aérea para competir desde el sector
privado con la empresa del estado. Tal, Aerovías Venezolanas Sociedad Anónima
(Avensa), que comenzó a servir todas las rutas del país. Él 7 de
febrero de 1945, inauguró la de Ciudad Bolívar con un Douglas C-29 que
hacía escala en Anaco y Cachipo. Este
aparato tenía capacidad para 12 personas y mil kilogramos de carga. Para agente
de Ciudad Bolívar fue contratado Pedro Schaefli, ex empleado de Blohm. Estuvo
doce años como agente dejando el lugar a su hijo Otto Schaefli.
En 1946, se estableció la Línea Aerea Taca de Venezuela.
Agente en Ciudad Bolívar era. J. G. Ortiz Rodil. Cubría las rutas Ciudad
Bolívar, San Tomé, Anaco, Maiquetía, Maturin y Barcelona. Ese mismo año, la Línea
Aeropostal Venezolana inició sus vuelos internacionales: Maiquetía, La
Habana, Nueva York, y seguidamente, Maiquetía, México, Houston, Panamá. También
Madrid y Lisboa. En 1955, lo hace Avensa iniciando su ruta
internacional hacia Miami, Nueva Orleans y Jamaica, servicio que fue suspendido
en 1960, ante el crecido déficit que venía soportando y debido al mantenimiento
de los equipos. Una situación semejante confrontaba Aeropostal, por lo que
las dos compañías acordaron fundirse. De esta manera surgió VIASA
en 1961 para cubrir los servicios internacionales.
El 14 de noviembre de 1978, LAV, pionera de la
aviación civil venezolana, pasó de Instituto Autónomo a Compañía Anónima y al
igual que Avensa, continuo operando las rutas del Estado con avanzados aparatos
de la aeronáutica civil y comercial, al lado de otras líneas de aerotaxis que cubren las interioranas rutas de la
minería y turismo.
Pero el 31 de julio y luego de 56 años de existencia
cubriendo todas las rutas del país, especialmente las de Guayana, Efraín
Rosenfeld, Presidente de la Línea Aeropostal Venezolana, la
declaró técnicamente quebrada y procedió al cese de operaciones al no llegar a
un acuerdo con los sindicatos en dirección hacia un proceso de privatización,
pues la aerolínea no podía sostenerse debido al alto costo de las operaciones,
caída en el volumen de ventas, flota
obsoleta que requería nuevas inversiones, alto costo de la contratación
colectiva y pérdidas situadas en los 6.500 millones de bolívares. Llegó así al
fin de sus días, las pioneras de la aviación civil y comercial de Venezuela.
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