Una
matrona octogenaria, nacida en Ciudad Bolívar en noviembre de 1920, cuenta la historia
de su bisabuelo, el prócer de la Guerra Federal, General Matías Alfaro, quien
tuvo activa vida política - militar en Guayana y participó en el derrocamiento
del Presidente del Estado, médico,
político y escritor Antonio Parejo.
El General Matías Alfaro, según nos
contó la matrona octogenaria Luisa Carlota
Santodomingo, nació en Píritu de Barcelona en 1826 y murió en ciudad Bolívar el
29 de octubre de 1901, siendo jefe de las milicias. Comenzó guerreando en el
bando federalista en 1859 con 300 llaneros de sus fincas pecuarias y las de
otros vecinos. Fomentó acciones
guerrilleras en Oriente y tuvo actuación efectiva en los combates de Píritu y
Barcelona.
El 8 de septiembre de 1862 fue sometido por las
fuerzas del gobierno en la parroquia de
San Lorenzo tras la derrota en el combate de Chaguaramas. El Segundo Jefe del ejército centralista, el
General José María Zamora, lo llevó preso a La Guaira y allá se lo presentó al
Presidente José Antonio Páez. Fue entonces cuando el General Matías Alfaro conoció
al viejo caudillo de los llanos. Pocos meses después triunfaría la Federación.
El Gobierno Federal lo ascendió a General en Jefe en
1864 y combatió la Revolución de los Azules liderada por el general José Tadeo
Monagas, mientras tanto Antonio Guzmán Blanco preparaba la vuelta al Poder
mediante la llamada Revolución de Abril en la cual tomó parte activa el General
Alfaro, pero poco después entró en contradicción con Guzmán Blanco al lado del
General José Ignacio Pulido en el Oriente del país. Sometido, es recluido en la Rotunda de
Caracas y expropiado de sus bienes. El
ascenso de Francisco Linares Alcántara a
la Presidencia de la República lo favorece, pues le es conmutada la prisión por
confinamiento en Ciudad Bolívar, donde se dedica de nuevo a la cría de
ganado. Mantiene su oposición a Guzmán
Blanco y esta se fortalece cuando en
1878 llega el General José Pío Rebollo a la Guarnición de Ciudad Bolívar.
En 1880, el médico, escritor y político caraqueño
Antonio Parejo, quien había sido diputado por Guayana y Ministro de Crédito
Público, es nombrado Presidente del Estado Bolívar y Jefe de la Guarnición el General Manuel Castrillo Cortez contra
quienes se subleva el General José Pío Rebollo el 20 de enero de 1880,
respaldado por la milicia que comandaba el General Matías Alfaro, mientras se
celebraba un baile suntuoso en la Casa de las Doce Ventanas. Virtualmente la sublevación era contra la
vuelta al Poder por segunda vez del General Guzmán Blanco.
El General zuliano Venancio Pulgar, miembro del Consejo
de Gobierno de Guzmán Blanco, es enviado a sofocar la sublevación en
Guayana. Somete al General José Pío
Rebollo y el 15 de marzo de 1880 se le condena a la pérdida de sus títulos y
grados militares, más 10 años de presidio en el Castillo de San Carlos.
Matías Alfaro, quien había pasado a controlar el
interior de Guayana es derrotado y
capturado mientras 14 oficiales de su estado mayor emprendieron la fuga hacia
la frontera con la Guayana inglesa a donde llegaron tras cincuenta días de
hambre y penuria por los intrincados caminos de la selva, viéndose forzados a
sacrificar a uno de ellos para no perecer de hambre.
José Pío Rebollo fue indultado seis años después por
Guzmán Blanco y mucho antes el General Matías Alfaro, quien comenzó a
normalizar su vida desde su casa de habitación en el Paseo San Antonio, cerca
del Convento, donde hizo familia con su esposa Dolores y sus hijos homólogos
Dolorita y Matías. Una casa, según
explica Luisa Carlota, con pisos de madera y techos de teja, rodeada por
grandes corredores, muchas palmeras, flores de malabar, rosas y jazmines. La
casona disponía de salones con muebles de la época, piano de cola y retratos de
familia.
Cuando Dolorita cumplió los quince hubo una gran
fiesta en la que el General Alfaro botó la casa por la ventana y dolorita
encontró su primer y único amor, un
oficial con el grado de coronel llamado Emilio Antonio Santodomingo,
descendiente de hispanos, quien llegó a Ciudad Bolívar enviado desde Caracas
donde inicio su carrera militar. Con la
niña quinceañera terminó casándose tras un romance diario e intenso que coronó
con el advenimiento de dos varones
(Emilio Manuel y Matías César) y tres hembras (Catalina, Nieves y Teresa).
El 29 de octubre de 1901, a la edad de 75 años y
siendo Jefe de las Milicias de Ciudad Bolívar y Presidente local del Partido
Liberal, falleció el general Matías Alfaro, quien cinco meses antes había
participado en la Junta pro inauguración de la estatua al General Juan
Crisóstomo Falcón en el hoy Paseo Orinoco..
El Obispo Monseñor Antonio María Duran ofició las exequias encabezada
por el Presidente del Estado General Julio Sarría Hurtado.
La familia Santodomingo Alfaro era asidua concurrente
a los espectáculos del Teatro Bolívar hasta octubre de 1904 que el general
Emilio Antonio se enamoró pedidamente de una bailarina de la Petit Troupe de
Armando Lamuela. Sin poderlo soportar,
su esposa Dolorita se echó a morir de
tristeza.
Sin embargo, tuvo fuerzas para celebrar los quince
años de Catalina, quien también en un baile de cuadrilla encontró como otrora
su madre, un afortunado pretendiente,
Ventura Reyes, hijo de Etanislao Reyes, un General godo rechazado por su padre.
El general Santodomingo se vio obligado a olvidarse de
la bailarina; de todas maneras, su esposa Dolorita había quedado herida de
muerte y falleció al negarse a ingerir alimentos.
Poco después el General fue llamado a Caracas y aceptó
ser Presidente del Estado Monagas, lo que lo obligó a buscar pareja en la
señorita Belén Méndez, dama muy bonita, rubia y de ojos azules.
La joven Catalina aprovechó la coyuntura para imponer
su noviazgo con Ventura Reyes, al que repetida y duramente se oponía su
padre. Al fin no le quedó otra
alternativa que aceptarlo en matrimonio.
La joven pareja se fue a vivir a Las Galias, una casa grande, bonita y
solitaria, fabricada sobre una inmensa laja en el casco urbano de Ciudad
Bolívar. Allí nacieron nueve hijos,
incluyendo a la bordona Luisa Carlota, la que a la edad de 85 años encontramos
en la Posada Turística Salto Ángel y no vaciló en contarnos su historia.
Los padrinos de Luisa Carlota eran Memela y su esposo
Eduardo Boccardo, quien iba a su negocio en un carro Ford tablita conducido por
Ovidio Reyes Santodomingo, hermano de
Luisa Carlota. Antes, Ovidio, a cambio de ser aceptado como alumno oyente
servía al doctor Miguel Emilio Palacio conduciéndolo en carreta, por
invidente, a dar clase en la Escuela
Federal de Varones. Miguel Emilio
Palacio fue el fundador de la Escuela de Minas en el Yuruari.
Ventura Reyes se lo pasaba en el interior de Guayana
ocupado en el negocio del oro y la sarrapia.
Encargado de toda la familia quedaba en Ciudad Bolívar su segundo hijo
Antonio, muy estricto y severo. Antonio
era secretario de la Jefatura Civil a cargo del coronel Morillo, locamente enamorado
de Catilinita, menor de 14 años hermana de Antonio. La familia se escandalizó cuando la pidió en
matrimonio, de todas maneras terminó en
boda con la chiquilla antes de ser cambiado a la Jefatura Civil de Barcelona.
La otra niña casadera era María que terminó en
noviazgo y matrimonio rápido con el joven barquisimetano Julio Serradas
Martínez. Quedaban niños todavía Rafael
y Luisa Carlota, quienes durante las vacaciones iban a las islas a comer
zapoara y patilla o a bañarse en Agua Salada donde la niña pescó la
malaria Aprender las primeras letras les
costó pues su maestra costurea Margarita por cada falta los ponía a ensartar
cien agujas y clavarlas luego en una almohadilla. Cuando Luisa Carlota aprendió a leer y
escribir pudo ingresar al Colegio Santa Teresita de Jesús para lo cual la
familia debió mudarse a una casa en la Bajada del 14.
Luisa Carlota era de por sí una niña muy traviesa y no
por ello colmada de amor paternal. De sus travesuras no escaparon Florinda
Barazarte y don Carlos Afanador Real, sus profesores de piano y solfeo como los
muertos velados en la capilla del Hospital Las Mercedes a donde acompañada de
una amiguita penetraba furtivamente y apagaba las velas. Por traviesa estuvo hospitalizada al caerse
de un trapecio. Sus estudios sufrieron
algún retraso por la muerte de su abuelo primero y después la de su hermano
Rafael, víctima del tifus que hizo estragos en la Ciudad Bolívar de la primera
mitad del siglo veinte. Al Colegio Santa
Teresita de Jesús no se podía asistir
sin el uniforme aunque se estuviese de luto, por lo que las madres preferían
que sus hijos perdieran el año.
Cuando murió de tifus su hermano Rafael, ella se
hallaba aislada en una casa vecina y al escuchar los gritos de la madre por su
hijo muerto se escabulló y en el camino se tropezó con un señor que venía al
velatorio y no encontraba la casa. Venía
de Maracay, se llamaba Ramón Grillet (Kico) a quien le sirvió casualmente de
guía en medio del dolor. Con ese señor
terminó casándose. Con él tuvo dos hijos
y de él terminó divorciándose por parrandero y enamorado infiel. Se casó después con su pariente, Joseito
Santodomingo, el segundo amor. Con él navegó el barco de la felicidad y a
bordo sus diez hijos, dos de los cuales perdidos en la estela del tiempo y ella,
allí, después de muchos puertos, varada en la Sierra de Santa María de
Caripe, fuerte como un roble de 85 años,
señera de varias generaciones sobrevenidas desde de los tiempos de la Guerra
Federal, cuando el General Matías Alfaro lideraba llaneros como los de Páez.
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