sábado, 23 de enero de 2016

ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA

El 28 de octubre de 1888 fue decretada la Academia Nacional de la Historia.  La decana es la Academia Venezolana de la Lengua, fundada en 1883.  Las otras son: la Academia Nacional de Medicina (1904), la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (1915), la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (1971) y la Academia de Ciencias Económicas (1983).

        A cinco años y nueve meses de haberse creado la Academia Venezolana de la Lengua, el presidente de los Estados Unidos de Venezuela, doctor Juan Pablo Rojas Paúl, decretó “una corporación de carácter literario” con el nombre de “Academia Nacional de la Historia”, la cual constaba de quince vocales de número que fueron nombrados la primera vez por el Presidente de la República y, en lo sucesivo, para llenar las vacantes absolutas, por la misma Academia.
        Este decreto de carácter orgánico, dado en el Palacio Federal de Caracas, el 28 de octubre de 1888, se mantiene vigente y establece como obligaciones de la Academia:  Coleccionar para su Biblioteca, impresos y manuscritos sobre Historia; formar un Monetario; adquirir y formar colecciones de toda clase de objetos que puedan calificarse como monumentos históricos; examinar y juzgar los textos de enseñanza sobre historia, sin cuyo requisito no podrán ser adoptados por el gobierno; examinar y juzgar las obras de Historia que le Gobierno se proponga imprimir a costa del Tesoro público; trabajar pro aclarar los puntos difíciles o dudosos sobre la Historia de América, desde los principios más remotos hasta la época presente, y en especial lo que se refiere a Venezuela; fomentar los estudios de este género de literatura por medio de certámenes, conferencias públicas, o de cualquier otra manera adecuada; abrir y sostener correspondencia con Academias de Historia de Venezuela en todas la diversas manifestaciones de la actividad pública, a cuyo efecto empezará a formar los anales patrios a contar desde la fecha de su instalación; y dictar, en suma, todas las disposiciones que considere útiles para el mejor desempeño del alto cargo que se le confía.
        Establece el decreto que para ser Académico de la Historia es necesario haber escrito y publicado alguna obra de Historia, o haber desempeñado alguna cátedra de esta ciencia, o haber alcanzado, con justicia, reputación de hombre de letras.  A renglón seguido, en su artículo cuarto, facultad a la Academia para nombrar Socios Correspondientes en las capitales de los Estados y en el extranjero, procurando que la elección recaiga en personas idóneas.
        Al año siguiente (4 de junio) este Decreto fue complementado con una Resolución, por medio de la cual se aumentaba a 20 números de miembros y 4 meses después (15 de noviembre) se fijó definitivamente en 24 los individuos de número.  Cada sillón se signó con una de las letras del alfabeto, vale decir de la A hasta la Z, excepto las letras U, RR y W.
        Los 24 primeros miembros integrantes se consideran los fundadores de la institución.  Ellos fueron: su primer Director, el Presidente de la República (1888-1890), doctor Juan Pablo Rojas Paúl, quien falleció el 22 de julio de 1905.  Desde entonces el sillón “A” que le correspondía, permanece vacío significando de esta manera su inemulable mérito como miembro de la Academia.
        Vicente Coronado (sillón letra B), murió el 13 de marzo de 1896; José de Briceño (sillón letra C), murió el 15 de agosto de 1890; Julio Viso (sillón letra D), fallecido el 20 de julio de 1900; Ezequiel María González (sillón letra E), fallecido de 1912; Martín J. Sanabria (sillón letra G), fallecido el 11 de abril de 1904; Jacinto Regino Pachano (sillón letra H), murió el 17 de Julio de 1903; Amenodoro Urdaneta (sillón letra I), murió el 3 de enero de 1905; Jacinto Gutiérrez Coll Coll (sillón letra J), murió el 24 de junio de 1901; J. Núñez Cáceres (sillón letra K), falleció el 19 de noviembre de 1911; Diego A. Arrieta (sillón L) fallecido el 7 de agosto de 1897; Francisco González Guinán (sillón letra Ll), fallecido el 7 de diciembre de 1932; Andrés A. Level (sillón letra M), fallecido el 30 de marzo de 1893; Andrés A. Silva (sillón letra N) fallecido el 8 de diciembre de 1894; Rafael Seijas (sillón letra O) murió el 4 de septiembre de 1900; Telasco A. Mac Pherson, (sillón letra P), murió en septiembre de 1896; Marco Antonio Saluzzo (sillón letra Q), murió el 20 de diciembre de 1912; Teófilo Rodríguez, (sillón letra R), murió el 8 de diciembre de 1915; Eduardo Blanco (sillón letra S) murió el 13 de enero de 1912; Felipe Tejera (sillón letra T), fallecido el 10 de julio de 1924;  Luis Level de Goda (sillón letra V), fallecido en Trinidad el 27 de marzo de 1899; Antonio Parejo  (sillón letra X) fallecido el 15 de febrero de 1900; Raimundo Andueza Palacio, Presidente de la República 1890-1892 (sillón letra Y), fallecido el 17 de agosto de 1900 y Pedro Arismendi Brito (sillón letra Z), fallecido el primero de febrero de 1914.
        En el curso de estos 106 años, la Academia Nacional de la Historia ha tenido como Directores a los doctores Juan Pablo Rojas Paúl (Honorario); Dr. Vicente Coronado; General Jacinto R. Pachano (en tres período); doctor Marco Antonio Saluzzo; don Martín J. Sanabria; Dr. Jesús Muñoz Tébar; Don Eduardo Blanco; Dr. Rafael Villavicencio (reelecto), Dr. Felipe Tejera (cuatro períodos seguidos), Dr. Francisco Gonzáles Guinán (Director accidental), Don Laureano Vallenilla Lanz, Dr. Pedro Manuel Arcaya (reelecto), Dr. José Santiago Rodríguez (tres períodos), Dr. Cristóbal Mendoza (diez períodos), Dr. Pedro Manuel Arcaya, Mons. Dr. Nicolás E. Navarro (tres períodos), Dr. Antonio Alamo (tres períodos), Dr. Héctor Parra Márquez (tres períodos), Dr. Blas Bruni Celli (tres períodos), Dr. Carlos Felice Cardot (dos períodos) doctor Guillermo Morón (cuatro períodos), acompañado en el bienio 1991-1993 por el Dr. Mario Briceño Perozo, en calidad de Vice- Director; coronel Tomás Pérez Tenreiro, Segundo Director; Lic. Marianela  Ponce, Secretaria y Dra. Ermila de Veracoechea,  Bibliotecario- Archivero.
        Cada cinco años la Academia determina el número de Socios correspondientes por cada Estado de la República, tomando en cuenta la población de cada entidad federal así como el grado de desarrollo de los estudios, publicaciones e investigaciones históricas que se estén realizando.
        Desde su fundación han pasado por allí representando al Estado Bolívar, en el siguiente orden: José Angel Ruiz (Presidente del Estado 1890-92 y prominente médico), Andrés de Jesús Montes  ( fundador del diario que tuvo Guayana: El Boletín Comercial 1865), Luis Aristiguieta Grillet, revolucionario mochista hijo de Miguel Isaías Aristeguieta, primer fotógrafo que tuvo Guayana), Bartolomé Tavera Acosta (autor de los Anales de Guayana), Luis Felipe Vargas Pizarro (autor de una Biografía sobre Juan Bautista Dalla- Costa), J. M. agosto Méndez (Autor de la Historia de la Medicina en Guayana), Ernesto Sifontes (Cronista de Ciudad Bolívar y Observador Hidrográfico del Orinoco), Juan Manuel Sucre (pariente del Gran Mariscal de Ayacucho y fundador del diario El Orden, 1869-70), Adán Blanco Ledezma (cronista de Ciudad Bolívar y autor de “Hablillas, Tópicos y Semblanzas”), Héctor Núñez Santodomingo (profesor de Historia y Literatura, autor de “Rasgos Biográficos de Juan Bautista Dalla- Costa” y “Asesinato de Heres”), Eduardo Oxford López (periodista y literato, autor de “Apuntes para una Geografía Económica de Guayana, 1948); José Francisco Miranda (Autor de Misceláneas Guayanesas); Horacio Cabrera Sifontes (autor de 12 libros-1983); René Silva Idrogo (autor de 6 libos) y Américo Fernández (autor de 15 libros). Los dos últimos ingresaron el 24 de junio de 1994.
        Bolivarenses en representación de otros Estados: Constantino Maradei Donato  (Anzoátegui), Santo Rodulfo Cortés (Miranda), Eleazar Alcalá de Armas (Aragua) y Mercedes Bermúdez de Belloso (Zulia).  Manuel Alfredo Rodríguez fue miembro de número desde el 26 de septiembre de 1991 al 2003 cuando falleció.
        La Academia Nacional de la Historia es la única institución del país que desde el día de su instalación (8 de noviembre de 1889), no ha dejado de reunirse. Se reúne el jueves de cada semana. Sin previa convocatoria, como un rito, siempre hay reunión válida de la Junta General. Ello tal vez se debe, a que el quórum ha sido establecido con siete de los 24 Individuos de Número que la conforman.
        Aparte de la inexcusable asiduidad y puntualidad de la reunión de Junta, es importante destacar la laboriosidad del gobierno de la Academia el cual está en manos de la Junta Directiva que dura dos años en sus funciones.
        Esta  desde la primera vez que se instaló, 8 de noviembre de 1889, no cesa en su trabajo permanente, traducido en vasta actividad de publicación, iniciada con la divulgación de los 12 tomos de los Documentos para los Anales de Venezuela, los 24 tomos del Archivo de Miranda y la Historia de Fray Pedro Aguado (1581).
        Desde 1958, la Biblioteca de la Academia ha venido publicando la Serie del Sesquicentenario de la Independencia, Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, con más de 100 títulos; Serie Republicana, Serie Estudios, Monografías y Ensayos y la popular serie “El Libro Menor”.
        La Academia, además, ha celebrado cinco Congresos para estudiar orgánicamente la Historia Colonial Venezolana  y Americana, 2 Congresos sobre la Emancipación y otro sobre el Bicentenario del Libertador.

        Con sede en la antigua sede de la Universidad Central de Venezuela, transformada en Palacio de las Academias, la institución cuenta con una Biblioteca de más de 100.000 piezas en la cual destaca su rica folletería del siglo pasado y con un valioso Archivo provisto de equipos modernos para la conservación, y microfilmes de documentos antiguos relacionados con Venezuela y América, donde quiera que éstos se encuentren sea posible transferirlo a su repositorio.   

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