El 9 de marzo de 1982 el Presidente de la
República, doctor Luis Herrera Campíns, previa aprobación del Consejo Nacional
de Universidades, puso el ejecútese, al decreto por el cual se creaba la
Universidad Nacional Experimental de Guayana.
Quedaba así materializada de manera
oficial una legítima aspiración de los bolivarenses, reivindicatoria de un derecho adquirido en
ardoroso proceso de trabajo educacional de alta calidad durante la segunda
mitad del siglo diecinueve, pero interrumpido en mala hora por la autocracia
del General Cipriano Castro que en aquel momento sólo le preocupaba reducir
gastos en función de la guerra interna que ensangrentaba al país en aras del
Poder.
La liquidación de la Universidad por
voluntad autoritaria de Cipriano Castro obligaba a los bolivarenses a separarse
de sus hijos para eviarlos a Caracas u otra parte a fin de darles instrucción y
formación profesional a costa de grandes sacrificios o simplemente se quedaban
estancados por falta de recursos. Así que la lucha por la Universidad se
reanudó como en los primeros tiempos y se acentuó en los años cincuenta
aprovechando que un bolivarense, el General Luis Felipe Llovera Páez, formaba
parte de la Junta Militar de Gobierno, pero desde las alturas del Poder éste
poco pudo hacer en ese sentido y no fue sino el 21 de noviembre de 1958 cuando
otro gobierno, producto del 23 de enero, decretó la creación de la Universidad
de Oriente integrada por escuelas repartidas entre los Estados de acuerdo
con su realidad económica y social, pero
con sede central en Cumaná. Al Estado Bolívar, dada su condición minera en desarrollo, correspondió las Escuelas de
Medicina y Geología y Minas, bajo la promesa apaciguadora de integrarlas en una
Universidad propia y autónoma del Estado al cabo de un tiempo que se hizo
interminable y obligó de nuevo a los bolivarenses a insistir por una
universidad total centrada en la capital histórica.
Entonces se organizó un Foro público en
el auditorio de la Unidad Sanitaria presidido por el Gobernador arquitecto
Manuel Garrido Mendoza y al cual asistieron la Presidenta de la Legislatura,
doctora Stella Cabrera; el Rector de la UDO, doctor Víctor Manuel Fossi
Belloso; el director del Núcleo Bolívar de la UDO, doctor Carlos Pérez Cañas;
el escritor Manuel Alfredo Rodríguez, el doctor Camilo Perfetti, Renny Ottolina,
animador de radio y televisión, y el coordinador del Foro doctor José Eugenio
Sánchez Negrón. El foro tenía por objeto
nombrar un Comité que trabajara por lograr convertir el Núcleo Bolívar
de la UDO en la Universidad de Guayana, autónoma e independiente de la
Universidad de Oriente.
Renny Ottolina, a quien se invitó muy
especialmente dada su gran influencia mediática, trajo de Caracas un papel escrito respaldando
esa idea y agregando la de trabajar igualmente por un Teatro, una Biblioteca y
una Escuela de Artes Plásticas, subrayando que el futuro de Ciudad Bolívar le
importaba tanto como Coro, Mérida y Margarita y que era su decisión trabajar
para que la ciudad se convirtiera en la Capital Cultural de Guayana.
Días después, específicamente el seis
de septiembre de 1972, una asamblea muy
representativa de la ciudad, convocada por iniciativa de la Asociación de Damas del Colegio de
Médicos, eligió un Comité Promotor y le
encomendó la gran tarea de aunar esfuerzos e iniciativas convenientes,
dirigidos a convertir a Ciudad Bolívar en la capital Universitaria del Sur.
Dicho Comité lo formaron entonces el
Dr. Carlos Grúber en calidad de Presidente; Vicepresidente, Dr. José Nancy
Perfetti; Secretario Ejecutivo, Dr. Carlos Pérez Cañas. Vocales: Dr. Eíias Inaty, Celina Díaz de
Perfetti, Dr. José Sánchez Negrón, Sr. Joaquín Porras Lander, Br. Argenis
Rodríguez. Asesor, Manuel Alfredo
Rodríguez y Presidente Honorario, Reinaldo José Ottolina Pinto, mejor conocido
como Renne Ottolina.
La primera labor de este comité fue la
de solicitar del Concejo Municipal, la donación de los terrenos necesarios para
la construcción de las instalaciones y edificaciones indispensables a la
Universidad y un Complejo Cultural. Igualmente la destinación de los terrenos
donde funciona el Aeropuerto que
entonces pensaban cambiar de lugar, a los efectos de construir en él un Jardín
Botánico que serviría de campo experimental a una futura Escuela de Ingeniería
Forestal; y al Ejecutivo Nacional, la creación de una Universidad con sede en
Ciudad Bolívar, cuya estructura como polo del movimiento cultural y desarrollo de la región, debía tomar como
punto de partida el Núcleo Bolívar de la
UDO, el cual sería absorbido por la nueva Universidad.
El movimiento en pro de lo que entonces
se llamaba Universidad del Sur, tuvo resonancia en las alturas del Poder
Central y el 28 de agosto de 1973 el doctor Enrique Pérez Olivares anunció
en el curso de una visita a esta ciudad
que el Ministerio de Educación a su cargo, dentro del estudio de la
regionalización de la educación superior, había dado prioridad a la creación de
la Universidad del Sur y que a esa altura el proyecto estaba lo suficientemente
adelantado.
Pero este anuncio, muy bien recibido
por los bolivarenses, tenía el inconveniente de haberse hecho en vísperas de
una campaña electoral que al final derivó en un nuevo gobierno de signo
contrario al que había sido receptivo.
Decía Arturo Graf, un poeta y literato italiano, autor de Ecce Homo,
que “la política es demasiado frecuentemente el arte de traicionar los
intereses reales y legítimos, y crearse otros imaginarios e injustos”. De allí tal vez la falta muchas veces de
continuidad administrativa tan peculiar en la democracia venezolana.
Lo cierto es que por la reivindicación
de ese derecho, hubo que esperar seis años más.
El 24 de julio de 1979, el Presidente de la República, por Decreto 182,
creo un equipo de trabajo para estudiar y determinar la factibilidad,
planificación y organización de una Universidad para Guayana
El equipo presidido por el doctor
Aníbal La Riva e integrado además por Pedro Álvarez, Obdulio Álvarez, Luis
Emilio Ibarra, Roberto Machado, Sócrates Medina, Alcides Sánchez Negrón, Moris
Valery, Antonio Villasmil y el director del Instituto Politécnico de Ciudad
Guayana, tenía como tarea estudiar y definir en el término de 180 días en qué
forma la Universidad de Guayana contribuiría al establecimiento del subsistema
regional integrado de educación superior, a fin de articular y armonizar los
esfuerzos de docencia, de investigación, de extensión y administración de las
instituciones universitarias de la Región Guayana.
La juramentación por el Ministro de
Educación, doctor Rafael Fernández Heres, tuvo lugar en este mismo inmueble,
ágora al segundo Congreso Constituyente de Venezuela y sede hasta el siglo
pasado del Colegio Federal al mismo tiempo que de la Universidad de Guayana,
clausurada en 1904.
Fue indudablemente un paso muy
importante, conducente a la creación para Guayana de una Universidad total,
integral y suya, porque como bien lo dijo en su oportunidad Alfonso D´
Santiago, su crecimiento de población y de modo especial, su desarrollo así lo
reclamaban como lo reclamaba también el país por estar la economía de Guayana
inexorablemente vinculada a la estrategia y manejo de los ingentes recursos
naturales de la región.
Pocos días después los integrantes del
equipo iniciaron el trabajo y de acuerdo a la información estadística
analizada, necesidades y demandas planteadas a la Educación Superior por el
proceso de desarrollo de la Región Guayana, concluyeron en que el proyecto de
la Universidad no era solo deseable sino que estaba ampliamente justificado.
La Comisión llegó a acuerdos básicos
que subrayaban la calidad de una Universidad experimental proyectada en tres
aspectos: uno externo que vinculara a la Universidad con el resto de las
instituciones de tercer nivel en aras del subsistema regional, lo cual
ofrecería ventajas en cuanto a optimización de los recursos humanos,
financieros y físicos disponibles para la educación superior en la región; el
interno, referente a la capacidad de
adaptación a nuevas situaciones exigidas por la dinámica de la realidad
nacional y, finalmente, el aspecto de relación con las industrias básicas de la
región en función de proyectos de investigación, cursos, seminarios y los
cambios que habría de requerir la actualización de los planes de estudios.
El informe rendido en el término de 180
días, permitió que fuese aprobada por el CNU la creación de la Universidad de
Guayana, decretada luego por el Presidente de la República el 9 de marzo de
1982 y, por resolución del Ministro de Educación, designados el doctor Sócrates
Medina, en calidad de Rector; Vice-Rector académico, Licenciado Santiago
Ollaquindia; Vice-Rector Administrativo, doctor Juan Vicente Arévalo Hernández
y Secretario, doctor Obdulio Álvarez.
La juramentación del equipo rectoral
por parte del Presidente de la República de entonces, doctor Luis Herrera
Campíns, tuvo lugar el 3 de agosto de 1982, en este mismo recinto donde nos
hallamos reunidos esta mañana para conmemorar el décimo noveno aniversario del
decreto de creación de la siempre anhelada Universidad de los guayaneses.
Estuvieron presentes en aquel acto
solemne y trascendental, el Gobernador Alcides Sánchez Negrón; el Ministro de
Educación, Felipe Montilla; el Ministro de la Defensa, Vicente Luis Narváez
Churión; el alto mando militar en pleno, los Presidentes de las empresas
básicas así como representantes de otras universidades, poderes públicos,
cuerpo consular, clero e instituciones culturales y científicas.
La nueva Universidad, sostenida
insoslayablemente en los principios de las disposiciones fundamentales de la
Ley de Universidades, debía operar como un sistema regional de núcleos en las
principales cabeceras de municipios, con profunda vocación humanística, posibilidades de expansión en las ciencias de
la ingeniería y, en especial, en las
relacionadas con los aspectos ambientales toda vez que la característica de los
suelos de Guayana, la fragilidad de sus bosques y los recursos hídricos,
obligan a la formación de profesionales para su control y desarrollo.
El 14 de diciembre del año siguiente
(1983) por Resolución 424 se dictó el Reglamento General de la naciente Universidad Nacional Experimental de
Guayana que no obstante haber reventado en flor con tanta solemnidad, se la
dejó a la buena de Dios, sin los recursos suficientes ni instalaciones propias
adecuadas para emprender la gran aventura del conocimiento. Arrancó con cursos
de postgrados tendentes a formar los futuros docentes del pre-grado, pero el
inmediato cambio de gobierno, por los consabidos prejuicios de índole
político-partidista, entrabó o aplazó hasta 1986 la creación de las carreras
previstas y, por lo tanto, la consolidación del proyecto. Entonces, por Decreto 1397 del Presidente de
la República, Jaime Lusinchi, fue derogado el Reglamento General, para poner en
vigencia otro que formula un nuevo modelo de Universidad, absolutamente
distinto al tradicional. Con una estructura
diferente de gran flexibilidad conforme a la tesis de la nueva rectora Aline
Lampe Joubert, nombrada el 16 de octubre de ese año y juramentada junto con el
vice-rector académico Leopoldo Machado, por el Ministro de Educación de
entonces, el doctor Luis Manuel Carbonel.
El cambio de estructura de la
Universidad implicó incluso ubicar su centro en Ciudad Guayana, no
obstante ser Ciudad Bolívar su asiento principal de acuerdo con el decreto de
creación.
A partir de la reforma del Reglamento, la Universidad
de Guayana, conforme al proyecto educativo de la rectora Aline Lampe Joubert,
adopta un modelo curricular que le permite cambiar de carreras de acuerdo con
las necesidades que requiera el aparato productivo del país, lo cual la
convierte en un caso único, pues pasaba
a funcionar como toda una empresa con gerencia de proyectos. Nada del decano tradicional ni del “magíster
dixit”.
El curso introductorio se inició en Ciudad Guayana el
16 de noviembre del 87 con una matrícula de 620 alumnos en instalaciones
arrendadas en la urbanización Villa Asia. Para entonces se anunciaron las
carreras de Administración, Ingeniería industrial, Ingeniería de sistemas y
Educación integral.
Los citadinos no se quedaron tranquilos y bombardearon
por todos los medios. Entonces la
Rectora Aline Lampe declaró como provisional
el traslado de las oficinas administrativas a Ciudad Guayana hasta tanto
el Gobierno le entregara la prometida Casa de las Doce Ventanas en proceso de
restauración. Lo cierto es que dicho
inmueble le fue entregado y más tarde la Casa Liccioni contigua, abarcando
ambos toda una cuadra frente al Orinoco.
Aquí se instaló la sede de la UNEG Ciudad Bolívar en 1990, bajo la
responsabilidad del Licenciado Marco Tulio Cardozo. Por la misma han pasado desde entonces los
licenciados Alexander Manzutti, Eddy Orozco y desde el mes anterior, Indira
Rodríguez Moreno, en calidad de responsable encargada.
Ciudad Bolívar sigue esperando porque su nuevo rol
frente a Ciudad Guayana como centro minero, industrial y energético, es la de
Capital y, por lo tanto, centro de los Poderes Públicos estatales y de las
dependencias nacionales, centro de la Armada Fluvial y de la V División de
Infantería Selva, centro financiero, histórico, turístico, universitario y
cultural y en esa dirección entendemos que están obligados a trabajar
Gobernación y Alcaldía y demás instituciones sin dejar que se tuerzan esas
líneas. Además, es una aberración querer
concentrar todas las industrias y servicios en Ciudad Guayana en detrimento de
los demás municipios.
Tras una situación de conflicto tanto de profesores
como de estudiantes que ameritó la designación de una comisión de notables
integrada por Andrés Pastrana, Eduardo Castillo y Héctor Silva Michelena, con
el fin de efectuar una evaluación integral de la Universidad en lo académico,
administrativo y financiero, fue
nombrado en 1992, Rector de la Universidad, el doctor Oswaldo del Castillo
Saume, bajo cuya gestión se abrieron en Ciudad Bolívar las Escuelas proyectos
de Administración, Contaduría y Educación Integral. El curso introductorio fue abierto en marzo
de 1996 en instalaciones prestadas de la Unidad Educativa Carmen Luna Lezama.
Los estudios continuaron luego en la Columba Silva Bolívar y actualmente en
instalaciones de la UDO. Cuentan dichas
escuelas con una matrícula de 600 estudiantes a graduarse posiblemente en
agosto del 2002, sin llegan a normalizarse las clases pues actualmente se
hallan paralizadas por parte de la comunidad estudiantil que presiona de esa
manera para obligar al Gobierno Regional a cumplir cabalmente con la promesa de
construcción de la sede en los predios del Jardín Botánico, pues la
inestabilidad itinerante por carencia de instalaciones propias la
perjudica. La sede la inició el Gobierno
anterior y el actual ha prometido entregar, por lo menos, uno de sus nueve
módulos, el venidero 25 de marzo.
Además de los cursos de Ciudad Bolívar, bajo la
gestión del equipo rectoral presidido por el doctor Oswaldo del Castillo, se
abrieron las escuelas: de ingeniería forestal en Upata, y de administración y contaduría
en El Callao y Guasipati. Mediante un
convenio con Brasil se dicto una licenciatura en letras en Santa Elena de
Uairén.
En 1994, la sede de la Uneg en Puerto Ordaz comenzó a
ser una realidad al tener lugar el 19 de mayo el primer vaciado de concreto. Con esa acción se inicio la construcción del
primer edificio de la sede universitaria ubicada en las inmediaciones de la
avenida Atlántico.
Hecho importante de la gestión del rectorado anterior
es, indudablemente, el logro de la autonomía universitaria que permitió en
septiembre del año pasado la elección
por el voto de la comunidad universitaria del actual equipo rectoral
presidido por el doctor Amadís Flores Pettit, docente de altos y amplios
estudios universitarios dentro y fuera del país, que ha prometido la
consolidación definitiva de esta máxima casa de estudios e incluso
reivindicarla, situándola en el sitio que por ley le corresponde.
El vigente gobierno universitario tiene en sus manos
además, elevar la calidad de los estudios y apelar a la inteligencia, al
espíritu creativo de docentes y estudiantes, para mejorar el rendimiento y, en
síntesis, seguir el ejemplo de la Universidad de ayer, la que en medio de la
más dura estrechez concibió Ramón Isidro Montes y toda una cáfila de
intelectuales y científicos venezolanos que pasaron por sus aulas.
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