La
Primera Feria del Orinoco se realizó en el mes de enero de 1967 y no en agosto
como ya se ha hecho tradicional en torno a la crecida del río, la pesca de la
sapoara y la festividad religiosa de la
patrona Nuestra Señora de las Nieves.
Ciudad Bolívar siempre ha tenido ferias, formalmente
desde los años cuarenta e informalmente desde la misma existencia de las
fiestas patronales.
La
palabra Feria, es latina y se emplea excepcionalmente para denotar mercados
especiales que se ofrecen periódicamente en ciertas ciudades, a través de los
cuales se exhibe, vende y compran diversos productos, pero esencialmente, estos
mercados buscan dar a conocer los valores materiales, culturales y escénicos
del lugar, dentro de un marco de espectacularidad que tiene como señuelo el
deporte, la música, la artesanía autóctona y los certámenes estéticos.
En
resumen, es un espectáculo de atracción para promover, vender, y tiene su
origen en primitivas civilizaciones como la de Egipto, Caldea, Grecia y también
Roma, de donde vino por vía de España a la América, aunque ya los Azteca tenían
un concepto claro y práctico de las ferias.
El
conquistador español Hernán Cortés, da cuenta de ellas sin dejar escapar su
admiración por el orden y la limpieza, así como
por las reglas estrictas sobre la equidad de las transacciones.
Por
supuesto, que las ferias del presente siglo acusan una variante pronunciada y
extensa conforme a los progresos de la ciencia y la tecnología, en las
cuales el papel de los medios de
comunicación social es de importancia relevante, no obstante tener las Ferias
un origen en lo incomunicado y aislado
de los pueblos antiguos.
A
pesar de tener la Feria origen rural, a Venezuela llegó, de manera expresa y
formal, con el auge del petróleo, aunque se encuentran vestigios de ella en las
fiestas patronales y tradicionales de los pueblos. Era más importante para el sector empresarial
venezolano exhibir o vender sus productos en las Ferias Internacionales de Europa. Los productos guayaneses, en especial los amargos,
concurrían a las Ferias Internacionales de París, Roma, España,
Bélgica, como es el caso del “Amargo de Ciudad Bolívar”, de
Guillermo Eugenio Monch Siegert, premiado con Medalla de Oro en la exposición
Industrial y Artística de Valencia (España) en abril de 1901 y con Medalla de
Oro en Roma, 1901. El mismo caso del “Amargo
Aromático de Ciudad Bolívar” formula del extinto José Gaspar Machado
Siegert, premiada en la Exposición de Sevilla en 1929 y en la de Lieja en 1930
y la Fábrica de Escobas de Ricardo Tovar premiada con Medalla de Oro en la Gran
Eposicion Universal de Liege, Bélgica.
Guayana,
o específicamente Ciudad Bolívar, tuvo Ferias a partir de 1946 cuando en
Venezuela se inauguraba la experiencia del voto universal, directo y secreto y
la Junta Revolucionaria de Gobierno trataba de imprimirle un gran impulso a la
Reforma Agraria.
Se
realizó entonces la Primera Feria de Exposición Agropecuaria e Industrial, bajo
la presidencia de Félix Tomassi, quien estaba dedicado a la ganadería y al
comercio automotriz. Era en la ocasión
Presidente del Estado Bolívar el doctor Fernando Álvarez Manosalva.
Durante
el Gobierno militar liderado por los coroneles Ramón Delgado Chalbaud, Marcos
Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, se realizaron en la ciudad otras dos
Ferias agropecuarias ya en instalaciones propias anexas al edificio
administrativo del MAC. Más tarde,
durante la gestión de transición democrática del Gobernador Horacio Cabrera
Sifontes se complementaron las instalaciones con una sólida Manga de Coleo que
estrenó en noviembre de 1959 la IV Feria Exposición Agropecuaria que
recuerda como Reina a la señorita Tibaire Alvarez.
Las
Ferias Agropecuarias se mantienen en el tiempo y continúan siendo, además de un
espléndido mercado para la producción agrícola y pecuaria de la Región de
Guayana y de maquinarias rústicas importadas, una gran fiesta prenavideña, pues
suele realizarse un mes antes de la Navidad, vale decir, a mediados de
noviembre, aunque en algunos años se ha celebrado en septiembre y diciembre
debido a factores epizooticos.
Para
la inauguración del Puente Angostura sobre el Orinoco y dada la trascendencia y
envergadura de la obra, se pensó ubicarla dentro de una feria de atracción
internacional en la cual estuviese integrada la tradicional Feria Agropecuaria,
en este caso, la décima. Así ocurrió
pero hubo que trasladar la fecha de la Feria Agropecuaria al Día de Reyes – 6
de enero – que fue cuando se inauguró el
puente dentro de lo que se denominó entonces Gran Feria del Orinoco
que en la actualidad se celebra en agosto cuando el Orinoco logra la plenitud
de sus aguas coincidiendo con las festividades patronales de Nuestra Señora de
las Nieves y la aparición de la Sapoara, pez autóctono, de leyenda y tradición.
De
suerte que la Primera Gran Feria del Orinoco tuvo como principal atractivo el
Puente
Angostura sobre el Orinoco, inaugurado por el Presidente de la
República Raúl Leoni. El Comité
Organizador de la Feria estuvo encabezado entonces por el Director Regional del
MOP, el ingeniero margariteño José Luis Bruzual, gran impulsador del béisbol
doble A en la ciudad. Engalanó el gran
evento como Reina, la señorita Loise Nouel. Nunca antes ni después hubo tanta gente de
todas las procedencias en una
feria. Bastaría con decir que a ella
vinieron como invitados el Presidente de la Academia Nacional de Ciencias de
los Estados Unidos, doctor Federick Sitz, representante personal del Presidente
Lindon Johnson; los Ministros de Obras
Públicas de Colombia, Ecuador, México, Perú y Barbados. Asimismo los doctores Roberto García Piña,
director del Tiempo de Bogotá; Virgilio Barco, Alcalde de Bogotá; el escritor
Germán Arciniegas y el columnista norteamericano Drew Perason. La Gran Feria del Orinoco duró una semana e
impresionó por su espectacularidad y multitudinaria asistencia. En ella expusieron 67 artesanos y pequeños
industriales, incluyendo al sector indígena; hubo la Doma del jaripeo mexicano,
un festival acuático y Sky; inauguración del Gimnasio Cubierto de Las Moreas
con desfile de atletas guayaneses de relieve internacional (Gisela Vidal,
Héctor Thomas, Boris Planchart, Johel Martín, Luis Barreto y Yubiry González);
competencia de natación en el Orinoco por Miguel Itriago; de Motociclismo,
ganada por Armando Díaz; Cuadrangular de béisbol ganado por el equipo de
Anzoátegui; Mach de boxeo con pelea estelar ganada por Pedro Gómez contra el
guyanés Ivelam Eastman; exhibición del niño de ocho años Gustavo Suikowsky,
quien cruzó el Orinoco desde el Puente
Angostura hasta el Mirador; Serie de basket, ganada por el Distrito Federal;
exhibición de 80 muestras de mineral de toda Venezuela, retrospectiva de 46
pinturas venezolanas en la Casa de San Isidro y la X Feria Exposición
Agropecuaria inaugurada por el Ministro Alejandro Osorio, entre otros eventos. Desde entonces es también la modernización
del actual Paseo Orinoco.
Pero
la Feria del Orinoco no volvió a repetirse sino a partir de 1971, siendo el
Gobernador el arquitecto Manuel Garrido Mendoza, quien decretó la Fundación
de Ferias y Carnavales Turísticos del Estado Bolívar (Funfeca) bajo la
presencia del Teniente coronel Pedro Alejandro Amaral Rodríguez, el cual le
buscó el atractivo internacional del Festival de la Canción Bolivariana a
partir de la III edición.
Así
que la Feria del Orinoco en su segunda edición, volvía por sus fueros. Esta vez del 30 de agosto al 3 de septiembre
de 1971, bajo el reinado de Gisela Arismendi Salicetti, pero bastante golpeada
por la huelga siderúrgica y epidémicos brotes de fiebre aftosa. Pero en 1972, por la misma fecha recobró su
primigenio entusiasmo con un atractivo internacional: el Festival de la Canción Bolivariana
escenificado en la Concha Acústica del Parque
Leonardo Ruiz Pineda. Este evento
fue trasmitido por el canal 8 y 34 Emisoras de todo el país, además de Radio
Wado de Nueva York y Radio Oriental de Uruguay.
Participaron dos cantantes (masculino y femenino) más un invitado
especial por Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Panamá y Venezuela. El festival lo ganaron los venezolanos Mirna
y Luis de Ubaldo (Venezuela). Soberana
de esta III Feria del Orinoco, presidida
por Cesar Pérez Rossi y que junto con la inauguración del Museo de Arte
Moderno Jesús Soto y la Plaza
Bolivariana, constituyó el gran atractivo de la feria. Este segundo Festival de la Canción Bolivariana
registró en esa ocasión un triple empate entre Marcos Molina (Ecuador), Cesar
Altamirano (Perú), y Edgar Grumeitte (Venezuela).
El
veredicto del desempate para el primer lugar favoreció al cantante ecuatoriano;
segunda posición para el peruano y en tercer lugar quedó el venezolano,
bastante disgustado pero quien se desquitaría el año siguiente en el
sudamericano de San Sebastián. La
soberana de esa Feria fue Sore Casado, favorecida por decisión unánime de un
jurado foráneo integrado por puras misses, entre ellas, Desirée Rolando, Miss Venezuela.
En
1973 hubo cambio de gobierno y por las razones socio – políticas inicialmente
citadas se olvidó la Feria del Orinoco hasta 1978 que el gobierno regional
decidió sutituirla por la Feria de la Sapoara, la cual se
mantuvo hasta 1985. El último presidente
de la Feria de la Sapoara fue el doctor Ricardo D’ Marco, siendo gobernador el
doctor Edgar Vallée Vallée. Pero
independientemente, la Feria de la Sapoara siempre ha existido de manera
natural, espontánea, en torno a la captura artesanal de la única especie de la
ictiofauna orinoquense de la que se cuentan tantas anécdotas y leyendas aparte
de que es el condumio favorito de los guayaneses por este mes del año. De allí el pintoresco romance de Héctor Guillermo
Villalobos, el merengue de Francisco Carreño, la guasa de Alejandro Vargas y el
joropo de Fitzi Miranda.
Al
año siguiente – 1986 – el Estado tuvo nuevo Gobernador, el médico René Silva
Idrogo, quien pensó que debía restaurarse la Feria del Orinoco – la V – como en
efecto ocurrió bajo la soberanía de Patricia Ortiz y con sendos festivales de
gastronomía y Calipso como atractivos además de la tradicional pesca de la
sapoara.
La
VI Feria fue al año siguiente – 1987 – tuvo como gran atractivo la Plaza de
Toros “La Macarena” donde se presentaron espectáculos de Rodeo y corridas con
matadores de la talla de Bernardo Valencia.
A la corrida de Valencia asistió el ex Presidente Carlos Andrés Pérez
que entonces andaba en campaña para su segundo período. La prestigió Miss Venezuela, Pilin León,
quien integró el jurado que escogió a Leyre Uribe, como reina de la feria.
La
VII Feria del Orinoco la inauguró el Gobernador Luis Felipe Goubat bajo el reinado de Marisol Franco y se inició
con desfile náutico y un festival folclórico.
La
VIII Feria 1989 la presidió Tomás Antonio (Chino) León Rengel y reinó la
estudiante Patricia Betancourt. Se
inició con un concierto de Rosita del Castillo y Eduardo Viamonte o Melgar en el Museo Soto.
En
1990 ocurrió la IX Feria del Orinoco bajo la presidencia de Héctor Barrios y a
partir de allí volvió a interrumpirse por las mismas circunstancias anteriores,
hasta 1995 que el Alcalde Leonel Jiménez Carupe, apoyado en una Ordenanza,
decidió tomar directamente las riendas de la Feria a través de una fundación
que entonces presidió Carlos Alaimo para lo que vino a ser la X Feria del
Orinoco 1995, en su cuarta edición y bajo el reinado de Paula Novellini.
Desde
entonces la Feria del Orinoco ha mantenido continuidad bajo las presidencias de
Enzio Rampini, XI Feria del Orinoco 1996, reinado de Luceidis Días (se entregó
por primera vez la Sapoara de Oro al mejor torero de la temporada, Leonardo
Coronado); XII Feria del Orinoco 97, reinado de Jeniffer Ficarra (Miss Piar),
bajo la presidencia de Austerio González, trasmitida por Sábado Sensacional;
XIII Feria del Orinoco 1998, bajo el reinado de Celimar Alí, (Miss Callao). La
XIV Feria del Orinoco 1999, erróneamente asignada con el número XXXII, bajo el
reinado de Reosely Campos y Presidencia
de Adrián Magallanes, quien dejó libre
el Paseo Orinoco para el sano esparcimiento de los feriantes y concentró la
actividad fuerte en el sector de la Carioca; sin embargo y de manera
inexplicable, en lo sucesivo, el Paseo
ha sido invadido por una heterogeneidad de vendedores y jugadores, fijos y
ambulantes, que desvirtúan el concepto y propósito del evento.
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