La
Ciudad antigua empezó con siete calles y a medida que se iba extendiendo
resultaron las equinas de los inmuebles más precisas como puntos de referencia
para descifrar la nomenclatura. En
Caracas fueron tan populares las Esquinas como en Ciudad Bolívar, por lo menos
hasta mediados del siglo veinte. Pero
había una diferencia. La de Caracas
correspondía a una nomenclatura de costumbre oficializada, mientras que la de
Ciudad Bolívar era circunstancial y correspondía a la importancia de la familia
o personaje como de la tradición del establecimiento mercantil.
Las primeras
calles y arrabales de la ciudad fueron: Calle de la Muralla (Orinoco y
Alameda), Calle del Gobierno (Constitución), Calle de la Iglesia (Calle
Bolívar), Calle Principal (Venezuela),
Calle La Paciencia (Igualdad), Calle Nueva o de Las Orozco (Libertad), Calle del Espejo (Boyacá) Calle San Cristóbal
(Carabobo) Calle Babilonia, Calle de la Tumbazón (Santa Ana) Arrabales: El
Retumbo ( Dalla Costa), El Temblador, El
Zanjón, La Zapoara y Perro Seco.
A medida que
la ciudad fue creciendo, al habitante le resultaba más paráctico orientarse por
las esquinas, casi siempre ocupadas por establecimientos comerciales. Así surgieron y se hicieron populares laEsquina de Pedro Liccioni, asociada a
una fábrica de pasta alimenticias y a un negocio de ferretería, donde laboraba
un obreraje mixto que debía ser productivo y puntual para salvarse de aquella
sentencia de Don Pedro: “Mira hijo, yo
no le digo que se vaya, sino que ya no lo necesito”.
Esquina de la Casa Blohm, uno de los
comercios de importación y distribución importantes de la ciudad. Los Blohm,
procedentes de Hamburgo, se instalaron aquí el siglo pasado y adicionalmente
fabricaron velas con las cuales se alumbró toda la Guayana y Sur de Venezuela.
Esquina del Casino de Tomasi, lugar que
sirvió de reunión a muchos comerciantes de la cuadra, entre ellos, Ramón Aguilera, vendedor de insumos para la ganadería; José
Bianchi Natera, que vendía electrodomésticos; Juan Casalta, de la Comercial
Casalta, distribuidora del whisky Caballo Blanco y Víctor Salicetti.
Esquina Club de Comercio, a donde
concurría para tertuliar y recrearse la clase bolivarense afortunada. Se daban
aquí elegantes y sonadas bailes animados por prestigiosas orquestas.
Esquina de Bezara, nombre tomado del
negocio destinado a la venta de telas, propiedad de Felipe Bezara, libanés
amable que utilizaba una frase característica en función de sus ventas: “Pase adelante armano”.
Esquina de la Cárcel
Vieja, debe su nombre al hecho de que allí desde la época del Gobernador
Manuel Centurión funcionó la Cárcel Pública de la ciudad hasta la década de los
50 que se construyó la actual de Vista Hermosa. Esta Cárcel Vieja fue famosa
durante los tiempos del gomecismo. Restaurada por al CVG, funciona en ella el
Museo Etnográfico de Guayana.
Esquina de Boccardo,
debe su nombre a José Boccardo, empresario italiano que empezó de la nada, como
caletero del Puerto de La Guaira. Pio nero
de la industria del calzado en Venezuela y quien desde el Centro extendió sus
tentáculos empresariales hasta Ciudad Bolívar y El Callao. La familia Boccardo,
especialmente Humberto Boccardo, estuvo últimamente vinculado al comercio de
ferretería.
Esquina de Haddad,
Respondía a la firma comercial del mismo nombre. Salvador Adad fue uno de los
primeros en modernizar su establecimiento en el Paseo Orinoco, separado de la
Esquina de Boccardo por la Calle Libertad. .
Contiguo a Haddad estaba Carlos Carranza y luego Salvador Godoy
Esquina del Royal Bank, Allí funcionó
hasta no ha mucho el Banco Royal of
Canadá que ahora adquirió la nominación de Banco Internacional. En la parte alta operaba la Academia
Politécnica Bolívar donde se estudiaba secretariado comercial y en la acera se
cuenta que atracaban las curiaras durante las grandes crecidas del
Orinoco. En 1955 el Gerente del Banco
era el canadiense Bobby Handerson y el contable
Francisco Abolio, quien luego paso a ocupar el lugar de Handerson.
Después de la Academia estaba la tienda de Anita Ramírez que vendió en 1958 a
Jorge Aziz, quien le puso el nombre de “La Gran Parada”
Esquina Guevara Coll. Así popularmente se conocía el inmueble
construido a finales del siglo diecinueve por una Familia Grillet asentada en
Angostura desde los tiempos de la Colonia y que fue siempre arrendado para
comerciantes, entre ellos, Von Büren dueños de una platería. El inmueble de dos plantas, entre el actual
Paseo Orinoco y la Calle Dalla Costa conserva aún en el hierro forjado de sus
balcones el apellido Grillet, apelativo de una familia relevante de la ciudad
cuya categoría y buen gusto se puede inferir del estilo arquitectónico del
inmueble de bellísimos balcones adornados con arabescos de hierro forjado. En
lo alto de la Esquina todavía se ve un antiguo reloj alemán de Von Buren que
tenían allí un Taller de Joyería y Relojería.
En 1918 funcionó el negocio de Luis Machado llamado “La Fuca”.
Esquina La Galia, entre calles Orinoco
y Piar. Antes llamada Esquina Dalton
porque a casi todo lo largo de la calle Piar Dalton & cia tenía su
establecimiento mercantil. Aquí J. A.
Ginestra construyó un inmueble con la esquina semicircular en el cual instaló
un botiquín con ese nombre de “La Galia, que recuerda el dominios de los celtas
y que ocupaba una buena parte de lo que es hoy Francia. Finalmente la tienda La Belleza. Al lado estaba la sucursal del Banco de Venezuela y contigua a
éste la Agencia Chevrolet de Tomassi, gerenciada por Luis Ginestra, casado con
una hermana de éste llamada Lilina Tomásis.
Este amplio local fue demolido para la construcción del Pasaje
Bolívar. Entre La Belleza y el Banco de
Venezuela funcionaba el establecimiento comercial de Ramón Antonio Aular. En la calle Piar estaba el depósito y venta
de la cerveza Heineken a cargo de Nassib (Nassibito) Rassi, quien tenía como
asistente a Juan Genatios (Gallo Guindao).
Mucho antes de llamarse la Calle Piar era conocido como el Callejón Dalton
y en ella estaba la entonces famosas Herrería de Humberto Bates que construía y
reparaba coches tirados por caballos y mulas.
Esquina Mi Bar,
entre las calles Roscio y Orinoco, atendido por Atahualpa Rivas empleado de
José Valery. Aquí había licores de la
más variada clase además de helados y platos ligeros. El negocio instalaba
mesas sobre la Isla ancha del Paseo donde por supuesto se disfrutaba mejor el
refresco y la cerveza, especialmente en tiempos de desfiles y retretas. Actualmente en la esquina está un Café
Lunch. Cuando falleció José Valery en
Caracas, Atahualpa abrió el Bar Cirnos cerca de la Aduana, inspirado el nombre de un barco de Merino Palazzi.
Esquina de Las Américas, también entre
las calles Roscio y Orinoco, hacia el Este. Donde por muchos años estuvo la
tienda de don Federico Max Ferrer,
coleccionador de orquídeas y monedas, espontáneo y generoso. Presidente de la
Cámara de Comercio y Presidente también del Rotary Club, desde donde inició una
campaña para socorrer a don Tomás Rivilla el día en que lo atacaron de nuevo
los cohetes. Los cohetes que no pudieron quemarlo en la Navidad de 1965, lo
alumbraron en la navidad de 1994, al cruzar la última Esquina del Empíreo.
Actualmente la tienda Sark´s.
Esquina de Félix Valery, calle Piar,
esquina Este. Representante de varias
líneas de licores importados, entre ellos, el Brandy Henessi y el Whisky Adams. Félix Valery, al igual que su hermano
José Valery, era oriundo de Francia, casado con Norsa Garay. Tuvo cuatro hijos. Actualmente en esa esquina está la tienda
“Time Store”
Esquina Delta de la Cervecería, Estaba
frente a Mi Bar y tenía tanta clientela como el de Atahualpa Rivas,
especialmente consumidores de la “Pilsen
Princesa Bolívar” fabricada por la Nueva
Cervecería de Ciudad Bolívar fundada en
1912 Andrés Juan Pietratoni y Luis Guervara. También sacaba sus mesas
afuera, a la Isla del Paseo, donde solía sentarse el doctor Hilarión Núñez, de
sombrero y bastón, tres horas largas sin consumir un trago. Era uno de los
abogados querellante de esa época de Rendón, Sánchez Afanador.
Esquina del Hijo de la Noche, actual
Almacenes Italia, allí estuvo un Restaurante propiedad de Calixto Silva, quien
implantó el horario nocturno corrido, lo cual le valió en la voz del pueblo, el
título poético de Hijo de la Noche. Esquina oeste del Cine América, donde hoy
está un centro de comunicaciones de la CANTV.
(Calle Urica)
Esquina del Cine América. Lo fundó en
1914 el empresario José Inés Velásquez y
lo estrenó con la película Los últimos días de Pompeya. En este inmueble
funcionó la Aduana Vieja. Se trata del primer cine estable que tuvo la
ciudad y que llenó por mucho tiempo el vacío del Teatro Bolívar. Ahí, en
tiempos del cine silente, los músicos bolivarenses animaban el espectáculo con
sus instrumentos de cuerda y viento.
Allí tocaban los maestros Tamayo, Requesens, Columbus, Nicanor
Santamaría. Jesús Soto pintaba aquí los cartelones cuando el administrador del
cine era el gordo Joaquín Echeverría. El cine después pasó a manos de Blanca
Arismendi de Parra, residenciada en Caracas
y lo heredó su hijo el ingeniero Alberto Parra Arismendi, quien murió
víctima del cáncer. Finalmente el
inmueble fue adquirido por el Señor Abud, bajo cuya posesión se incendió y fue
posteriormente restaurado bajo la supervisión de la Oficina del Centro
Histórico.
Esquina de la Planta, Entre el Paseo
Orinoco y la calle Maturín. Aquí se hallaba antes la Planta Eléctrica, desde
1910, combustionada con carbón antracita, atormentando los oídos de la ciudad
durante las 24 horas, luego fue sacada a la avenida Germania para dejar el
inmueble a la Gerencia y demás oficinas administrativas, incluyendo el
establecimiento. El inmueble fue el
primero edificado en la ciudad de concreto armado y techo de armadura de
hierro, diseñado por el ingeniero Abrahan Tirado, promotor y fundador de la C.
A. Electricidad de Ciudad Bolívar que cedió mediante la constitución de una
Compañía cuyo primer Presidente fue el empresario Virgilio Casalta, segudido en
Vicepresidencia de Abraham Tirado y como Tesorero Pedro Vicente
Echeverría. Secretario Wencslado
Monserrate Hermoso. La Compañía se
constituyó el 22 de octubre de 1910 y la Luz eléctrica se inauguró el 11 de julio
de 1911.
Esquina de Manuel Croney, Estaba
separada de La Electricidad por la calle Maturín. Operaba ahí el señor Manuel
Croney con su popular LASA, una línea autobusera que según su eslogan enlazaba
a toda Venezuela, pero que al parecer sólo cubría la ruta Ciudad
Bolívar-Caracas, viceversa.
La Fosforera, en calle La Alameda, un
poco más abajo de la planta eléctrica.
La fábrica se llamaba “De
Patroni”, Los fósforos se vendían en una cajita redonda de madera con raspador
de lija en el fondo. Luego estuvo allí
la fábrica de posicle de Rafael Cabrera y un pilón de maíz de Reinaldo Mariani.
Esquina Lucetti. Correspondía a la
Fuente de Soda Lucetti, por unos cuantos años centro de esparcimiento de la
ciudad. Ofrecía toda una gama de sabores en helados que imantaba a los
enamorados. En 1951 esta Fuente de Soda
estaba bajo la administración de Sergio Saltini y solía presentar al barítono
guayanaés Ramón Márquez. (Esquina hoy del Banco Mercantil –Calle Zaraza)
Esquina de Capella. Al costado de la
Lucetti, apenas separado por la calle transversal, estaba el establecimiento
comercial de José Rafael Capella Martínez destinado a la venta de víveres en
general. Actualmente funciona allí una
ferretería y en la parte alta estuvo la PTJ en tiempo de Guzmán Vera.
Esquina Club de los Amigos, Otrora sede
del Automóvil Guayanés de Ramón Castro Mata y actualmente la tienda del señor
Jorge Batta. Era esa edificación un verdadero Club de Amigos para la tertulia,
la partida de dominó y hasta para pactar negocios. También funcionó allí el
Almacén Americano, por su nombre original era “La Esquina del Club de los Amigos”.
Esquina de la Coca Cola. Calle Orinoco frente a la Aduana. La Compañía fundada por don Natalio Valery se
llamaba “Embotelladora Orinoco” y fue inaugurada el 9 de enero de 1950. La Caja de 24 botellas costaba entonces
cuatro bolívares. Su primer Gerente, el
bachiller Noel Valery, debió hacer curso de un mes en Curazao patrocinado por
los dadores de la franquicia. La
abandonó en 1964 para asumir la presidencia municipal, entonces quedó el de
gerente el economista Roberto Arreaza seguido de Alberto Palazzi y finalmente
León Guevara Enet. Antes fue la Cola
Azanza.
Esquina
de La Pureza, hoy esquina de la Farmacia Castro. Lo de Pureza no le viene por las ingenuas parejas de enamorados que
visitaban una Placita contigua llamaba Plaza
del Amor sino porque en ese sitio estaba la fábrica de un aromático café,
al que su fabricante Antonio Levanti le puso el nombre de Café La Pureza.
Esquina San José. Respondía al nombre
de la calle transversal y a la pulpería de don José Sebastiáni, a quien los
parroquianos tenían por cicatero, pero simpático el hombre, cortejador y
alegre. Inventó un juego llamado el “espadón”, que le permitía poder chequear
al empleado para ver si se llevaba algo a la hora de cerrar el negocio.
El Puerto de los Cocos. Antiguamente se llamaba así la parte del
puerto comprendido entre la Esquina de Liccioni y el Mercado porque en ese
trayecto existían cocales. Anteriormente
se llamaba La Muralla. Atracaban allí
embarcaciones que navegaban para el Apure y en la pare de abajo los que
navegaban para Trinidad y La Guaira. La
Compañía de Navegación La Estrella Roja
tenía sus oficinas en la Casa Beco.
El Mercado Principal. No era
propiamente una esquina sino una punta que avanzaba hacia el Río. El Mercado se
levantó sobre las ruinas del Fuerte San Gabriel y el viejo Acueducto de la
ciudad. Era un Mercado alegre, bullicioso, mañanero y pintoresco, donde también
Tomás Rivilla tuvo su puesto de venta que la picota del urbanismo de la
sociedad industrial sumió en una derrota casi continua, con olor a pólvora.
La Carioca. Antes de
llegar al Club Náutico, al lado de la
Capitanía de Puerto, está el Mercado de la Sapoara, sector de La Carioca, que
es el sitio más popular de Ciudad Bolívar. Turistas, viajeros y gentes de todos
los estratos convergen allí, desde que
amanece hasta que comienza a declinar el Sol, para degustar los típicos platos
de la fauna orinoquense. Dispone de 14 restaurantes, 14 puestos de venta de
verduras y frutas fresca, 12 puestos para la venta del pescado y otros para
artesanía, abastos, ferretería, hielo y amplio estacionamiento.
Calle Venezuela
Esquina del Restaurante de Veliz Ponce
De esas esquinas la más popular
durante un tiempo fue la Esquina del Restaurante de los Hermanos Veliz Ponce, entre calles Venezuela y Roscio, donde hoy
está el Centro Comercial Bolívar. Luego
se mudaron para donde está ahora el yate Dorado. Los Hermanos Veliz Ponce eran
coreanos, muy amables, muy solícitos, comida popular y barata. Entre la esquinas de Veliz Ponce y la 30
Llaves se levantó el Grupo Escolar Estado Mérida en 1944, justamente sobre los
escombros de la Ciudad Perdida.
Esquina 30 Llaves
En 1900 se hallaba allí la
Tintorería de Maximiliano Rodríguez y en 1910 el Club Apolo que después fue
mudada a Santa Justa. La Cuadra recibía
igualmente ese nombre de 30 Llaves porque a lo largo de ella, entre las calles
Piar y Miscelánea (Dalla Costa) había treinta negocios protegido por grandes
puertas de maderas con cerraduras antiguas y manojo de llaves descomunales. En la esquina opuesta estaba el Café
España. Al lado de la esquina Treinta
Llaves estaba El Luchador de los Hermanos Suegart. En esa esquina está hoy la Zapatería El
Coloso y en la diagonalmente opuesta estuvo el Depósito de sal del
Gobierno Existió también en las inmediaciones el Barrio Treinta Llaves
llamado después la Ciudad Perdida.
Esquina del Café España.
En Ciudad Bolívar existió un
establecimiento muy animado, humorísticamente visto como una “segunda
instancia” donde casos judiciales que se trancaban y enredaban en los
tribunales podían encontrar allí su más conveniente solución.
Esquina del hebreo. Al frente oeste del Café España, un hebreo de
apellido Garay tenía una tienda mixta, pero a esa Esquina del hebreo quien le daba connotación
era Pedro Montes que estaba al lado con
su comercio llamado “Salón Columbia” que vendía rockolas y luego se cambió para
el ramo de ferretería. El vivía en la
parte alta del negocio y en su tiempo
mozo se destacó como novillero en el Circo Monedero, era un personaje singular
con pantalones de tiro y un tic de mano golpeando un costado de la
barriga. Cuando tuvo carro por primera
vez, aquello era una tragicomedia para pasar una esquina.
Esquina de la Botica Vargas. Era la
esquina norte opuesta al Café España, adquirida al señor Bilancieri por el
hermano de Jorge Azis para instalar el actual Almacén La Trinidad. La Botica Vargas vendía la infalible Crema del Doctor Auché
indicada contra las manchas de la viruela.
Zarzaparrillas y píldoras del Doctor Bristol se apreciaban como remedios
soberanos para el hígado y la sangre.
También en la Botica Vargas se ofrecía la “Panacea Espléndida” como
“remedio eficaz contra el paludismo”. La
promoción publicitaria decía que se
trataba de una “combinación de varias sustancias vegetales capaz de
contrarrestar los estragos del veneno miasmático en el cuerpo humano”.
Esquina de La Aduana. Entre las calles
Venezuela y Dalla Costa, donde hoy está la tienda de Teodoro Sísimo, permaneció
hasta los años sesenta la Casa de la firma comercial Juan Bautista Dalla Costa
e hijos. Una casa de estructura colonial de mampostería y ladrillo hecha de
azotea y con dos pisos hacia el Este y al Sur.
En esta casa luego de que dicha firma se declaró en quiebra fue arrendada
al Gobierno Nacional para que allí funcionara la Aduana o la administración
marítima del puerto de Ciudad Bolívar.
En enero de 1896 este inmueble, a
solicitud del apoderado de Antonio Jacinto Caninacci, se acordó sacarla a
remate. La Casa Dalla Costa fue
declarada en quiebra el 6 de febrero de 1896 por el Juzgado de Primera
Instancia en lo civil y mercantil. En
los años cuarenta funcionó allí el Comedor Escolar del recién inaugurado Grupo
Escolar Estado Mérida que tenía capacidad para 600 alumnos..
Esquina de la Farmacia Unión. Esta esquina,
justamente donde en 1960 se instaló la Farmacia Unión de Paúl von Büren,
corresponde al inmueble de arquitectura neo-colonial perteneciente a la
sucesión Machado-Liccioni. En la parte
alta funcionaba el Partido Político Unión Republicana Democrática, presidido
localmente por el doctor J. M. Gómez Rengel, quien fue Presidente del Consejo
Municipal durante la transición de la dictadura a la Democracia. En la esquina sur de las mismas calles estaba
la tienda de Salomón y en las otras dos la tienda del japonés Luis Ishikagua y
el joyero Luis Fernández.
Esquina Welle. El 25 de noviembre de 1949, H. Welle fundó su
firma mercantil y estuvo al frente de ella hasta la edad de noventa años junto
con su único hijo varón Klaus y nietos.La Ferretería la instaló al principio en
la calle Bolívar, luego muy cerca de la firma mercantil F. E. Salazar,
gerenciada por J. M. Sucre Ruiz (Chipo
Sucre), después en la casa que hace esquina entre las calles Venezuela e
Igualdad y finalmente en el Paseo Meneses en un moderno edificio y depósito, al
lado del cual construyó su residencia. La antigua Casa Welle, entre las calles
Igualdad y Venezuela, solamente adoptó el nombre por la solidez y proyección de
la firma comercial, pero el inmueble en si era propiedad del ruso de Leningrado
G. Kobritz, quien se radicó en Ciudad Bolívar tras la revolución
Bolchevique. Aquí fundo hatos y la casa
de la ferretería la vendió a Aquiles López, antiguo buhonero apostado en la acera de la Cárcel Vieja en la Paseo
Orinoco. La Casa no ha sido restaurada,
se mantiene gracias a su bien consolidada mampostería, con su misma estructura
del siglo pasado sirviéndole de asiento al Bazar Guaicaipuro y otros comercios.
Las Cuatro Esquinas. Las que formaban la Botica El Águila,
Panadería de J. M. Rojas y en las otras dos una Platería y una Sastrería. El nombre viene de la Colonia y deja ver que
fueron las primeras cuatro esquinas de la ciudad desde su fundación. En el local de la Platería funcionaba la
Botica Boliviana fundada en 1830 y la cual se incendió en enero de 1904 siendo
propiedad de Carlos Schneider. Allí se
hospedaron los diputados del Congreso de Angostura en 1819.
Esquina de la Cruz Roja. Entre la antigua calle La Pica (Boyacá) y
Venezuela surge la esquina conocida durante los años cuarenta como de la Cruz
Roja porque allí en sede propia adquirida el 26 de mayo de 1943 por su
presidente Jorge Suegart y el Tesorero Jesús Manuel Lainete. Para ello el Presidente del Estado Gral. Marcelino Torres García aportó 15 mil
bolívares y ya en casa propia la Cruz Roja continuó la actividad filantrópica y
altruista iniciada desde su fundación..
Se había iniciado en Europa el 8 de mayo de 1864 por Henri Dunant y en
Venezuela el 30 de enero de 1895, bajo la presidencia de Vicent Kennett Barrigton. En Ciudad Bolívar se fundó a comienzos del
siglo veinte y fue ella la que impartió los primeros cursos de enfermería en
función de los Hospitales Ruiz y Mercedes. Debido a la pobreza del gobierno en
materia de fomento y preservación de la salud, la Cruz Roja Venezolana a partir
de 1919 tuvo que asumir papeles distintos a sus objetivos primarios y
convertirse, como ha sido hasta ahora,
en organismo gestor de salud y de todos los problemas colaterales. El mejor ejemplo es Ciudad Bolívar, donde
desde comienzos de siglo veinte ha estado presente la institución como gestora
de sanidad y asistencia social.
Esquina de Rafael Valladares. Una
casa ubicada entre la Santa Ana y
Babilonia. El nombre de la equina
respondía al del comerciante Rafael Valladares, un gordiflón que vestía
pantalón de lino y atendía el negocio sentado en una silla de madera asistido
por los dependientes Darío y Elpidio, vivísimo personajes que defendían a toda
costa y con honradez impecable los intereses del negocio. Vendía mercancía seca
y allí en una de sus paredes estaba una pintura ingenua del fusilamiento de
Piar de la cual Rafael Pineda obtuvo una copia y otra ampliada el Museo
Histórico de Guayana. Al Frente esta
haciendo esquina también el Hotel San José de Miguel Ángel Pacífico, inmueble
que llama actualmente mucho la atención de los arquitectos por su estilo
antillano de dos plantas.
Esquina de Jorge Inatty. La Esquina de
Jorge Inaty quedaba en todo el puerto de las chalanas, al fin y al cabo, él
estuvo metido en ese negocio de las chalanas.
De hecho las primeras chalanas de hierro las construyeron él y Del Valle
Lugo: la Inalugo y la Santa Ana. Su
negocio denominado La Flor de la Guayana expendía telas y víveres. Importaba los famosos motores Gray Marine y
anexo tenía una Bomba de Gasolina. Él no
era propiamente guayanés como tampoco Delvalle Lugo, Antonio Levanti y Alberto
Minet, todos los cuales vinculados al inicial movimiento chalanero orinoquense.
Inatty era de Monte Olivo, un pueblito cercano a la capital de Libia (Trípoli).
Llegó a Venezuela a la edad de nueve años y de allí en adelante no supo de otra
cosa que de trabajo. Se consustanció con las aguas y la tierra de Guayana y amó
entrañablemente a Ciudad Bolívar, pero sin dejar de sentirse parte del mundo
árabe al que nunca pudo regresar, no obstante haber conservado su nacionalidad.
Calle Bolívar
Esquina la Copa de Oro. Antiguo local de la Farmacia Bello, entre
calles Bolívar y Libertad. En la parte
alta estuvo la Inspectoría del Trabajo y también la Oficina del INOS. Últimamente la Galería Bicentenaria fundada por el doctor Ramón Córdova Ascanio,
actual Rector del Palacio de Jusicia.
Igualmente allí tuvo su bufete el doctor Luis Francescci actual
magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Ernesto Bello Bilancieri,
farmacéutico de la Farmacia de su nombre la vendió para dedicarse al
periodismo, a la administración pública, a la ganadería y finalmente lo
conocimos como corredor de bienes. Fue
director de los diarios El Luchador, El Bolivarense, Presidente del Banco
Guayana y de la Asociación de Ganaderos.
Esquina de
Mambrini. Entre calle Bolívar
y Libertad. Mambrini era un viejo francés que administraba el
Botiquín de Tomassi y luego el viejo
Casanova lidiando gente como el Pope Gómez, don Félix Tomasi, Dominguito
Maestracci, el carupanero Mandalay y tanto especimenes de la disipación y la
bohemia. Finalmente era el Restaurante del chinito Gond Fung, llamado My Ha
My que recogió la antigua bohemia del Café España, donde lo más popular
de la abogacía discutía y arreglaba los asuntos judiciales, jugaba dominó y
tomaba Whisky a dos bolívares. Al lado
de Mambrini estaba la casa del historiador Bartolomé Tavera Acosta. Allí escribio su famoso libro “Los anales de
Guayana”.
Esquina de Rivilla diagonal con la
esquina del telégrafo (Casa de la Cultura), calle Igualdad con Bolívar. Al lado
quedaba el Toddy Room, propiedad de José Valery, pero atendido por un
costarricense conocido simplemente como Antonio, especializado en preparar
Toddy y sandwuich. Aquí llamaba mucho la
atención un espejo que desfiguraba la imagen reflejada en él. El Negro Tomás
Rivilla, en su esquina tenía un negocio similar pero más amplio al que tenía en
el Mercado. Este negocio se incendió en
la Navidad al explotar un cohetón, La
casa no se reconstruyó y sino que fue
convertida en un vulgar estacionamiento. La Casa era propiedad de José
(Joseito) Pacífico y en ella antes de
arrendarla a Rivilla, tenía su negocio.
Los muchachos lo apodaban Tarzán Peludo y cuando se lo gritaban se hacía
el indiferente visto lo cual la muchacha le advertía “Es contigo Joseito
Pacífico” y el reaccionaba “Eso es lo que más me arrecha”.
Esquina
“La Mejor”, del billar de Chché Salas Padrón. Entre las calles Constitución y Bolívar, llamada hoy Casa de la Poesía y sedes
de la AEV y la Librería Kuay-Mare. Esa
esquina que también fue en un tiempo posada de la Familia Cristofini, se
recuerda un hecho curioso alarmante pero que degeneró en drama mortal Se extravió una bola de billar y el dueño
responsabilizó a cinco jóvenes que jugaron de último y en consecuencia fueron
denunciados y arrestados hasta que al fin apareció la bola debajo de la misma
mesa de juego. Entre los arrestados
estaban Miguel Jiménez Gambas, quien al ser puesto en libertad salió
directamente a enfrentar a Chaché Salas Padrón, dueño del Billar, y por
añadidura empleado del Banco Royal.
Miguel arrebató el fuete a Cheché que siempre cargaba consigo y con el
mismo lo agredió y otra vez fue detenido.
Enrique Salas Padrón, hermano de Cheché u guarda espalda del Presidente
del estado Bolívar, Antonio Álamo, juró vengar el agravio familiar y se buscó,
no a Miguel sino al Padre de éste, es decir, al General Francisco Jiménez
Gambas y desde un asno que montaba le disparó a mansalva cuando transitaba por
la calle Libertad, frente a la casa del médico Carlos Fragachán, quien auxilió
al General sin poderlo salvar porque la herida era profundamente mortal.
La Palomera. Entre el Paseo Gáspari y Afanador en conexión
con Independencia. Al borde de una quebrada.
Se hizo popular en 1868 cuando la Guerra
de Los Azules porque fue allí precisamente donde comenzó la primera
refriega entre los 60 hombres de Vicente Larosa y los azules que había
desembarcado más arriba de las bocas del San Rafael.
FALTO MENCIONAR LA ESQUINA DONDE FUNCIONO EL TESORO ESCONDIDO FUNDADO POR SALIM SALIM GANERST LIBANES LUEGO LLAMADO MIGUEL ANTONIO MORALES QUIEN VENDIA COROTOS SOMBREROS FERRETERIA EN GENERAL
ResponderEliminarExcelso..!
ResponderEliminar