jueves, 14 de enero de 2016

UNIVERSIDAD DE ORTIENTE


El doctor Celestino Zamora Montes de Oca parió la idea de la Universidad de Oriente en su época de estudiante en Mérida y la prendió en sus compañeros de región hasta proyectarla en la conciencia colectiva y esperar que el 21 de noviembre de 1958 apareciera el Decreto 459 que la hizo realidad.

            ¿Qué  habría pasado si a la hora de satisfacer la necesidad de una Universidad para el Oriente, en vez del doctor  Edgar Sanabria, hubiera sido el doctor Raúl Leoni el Presidente de la República?
            Seguramente que Ciudad Bolívar, por su antecedente histórico, hubiera sido la sede central y no Cumaná pues si bien la patria chica de los gobernantes tiene por  sentimiento regionalista la primera opción, no fue lo preocupante de aquella campaña  que en la ciudad de Mérida inició el joven estudiante de medicina, Celestino Zamora Montes de Oca.  Por supuesto, que él como monaguense habría visto con satisfacción que el asiento central de la UDO hubiese estado en Maturín; pero, entonces, no era lo importante, sino la creación de la Universidad en cualquier lugar del Oriente, no importaba dónde. Lo de la sede era secundario, aunque ahora a muchos bolivarenses duela que haya quedado en Cumaná  siendo que el movimiento pro-universidad  materializó gracias a que la siembra de conciencia sobre esta necesidad recibió más abono de los sectores institucionales y civiles de Maturín y Ciudad Bolívar.
La Universidad de Oriente fue decretada el 21 de noviembre de 1958 con sede matriz en Cumaná  y Núcleos en cada uno de los Estados orientales, de acuerdo  a la realidad socio-económica de cada entidad.
A Bolívar le  tocó  la escuela de geología y minas dada su vocación minera y, escuela de medicina, no sólo por haberla tenido en el siglo diecinueve, sino por su crecimiento demográfico que ha resultado ser el más alto de Venezuela,  4.5 por ciento interanual.
Excepto Sucre, ninguna de las entidades federales de Oriente ha estado contenta con la sede en Cumaná, siempre alzada con la mejor tajada del presupuesto universitario y las carreras humanísticas que son las que tienen mayor demanda.  Tal descontento, las autoridades han podido manejarlo, anunciando casi siempre en tiempos de elecciones universitarias, que los Núcleos, dadas ciertas condiciones, podrán transformarse en universidades autónomas, pero hasta ahora esto ha sido imposible.  Más práctico parece la creación de nuevas universidades o creación de extensiones de las universidades existentes en el país, lo que ha dado lugar a un cabalgamiento de carreras, carencias de espacios físicos y mala administración del recurso, tanto humano como presupuestario.  El producto está  a la vista: graduados a quienes el mercado de trabajo termina frustrando.
            Esto no lo dice el doctor Celestino Zamora Montes de Oca en su libro "La Universidad de Oriente, un sueño de juventud", bautizado el viernes 28 de noviembre de 1997 en el Centro de las Artes, dentro del marco de los 39 años de la UDO, tal vez porque esta obra la ha destinado exclusivamente a dejar testimonio documental de lo que fue toda una campaña para hacerla posible y de la que escasamente hablan los discursos orales o escritos relativos a la Universidad de Oriente.
De suerte que la UDO es el producto de un trabajo previo que involucra a mucha gente e instituciones en el que destaca como figura inicial en la siembra de conciencia de esta necesidad, un joven que en octubre de 1948 interesó a los estudiantes universitarios que convergían en la Universidad de los Andes para fundar el comité que tendría como tarea esencial presionar  desde todos los sectores del Oriente para que el Gobierno central tomara positivamente en cuenta el estado de marginalidad en que se hallaba la masa estudiantil del Oriente de Venezuela con relación a los estudios superiores.
Nadie se explicaba ese estado de marginalidad siendo óptimos y palpables los beneficios que el Oriente y Sur aportaban a la nación: Margarita su riqueza pesquera y perlífera; Sucre, sus cultivos agrícolas, industrias  pesqueras y del agro así como sus puertos de activo comercio; Anzoátegui y Monagas su producción petrolera de significativas entradas al Tesoro Nacional y Bolívar, puerta principal hacia las riquezas mineras y forestales del sur y con el más activo comercio fluvial de Venezuela.
Esto, por el lado económico y, por el lado social, siendo que el crecimiento demográfico de la región era y sigue siendo progresivamente importante como ingente el número de estudiantes egresados del segundo nivel que se quedaba estancado por falta de recursos para acceder a las universidades centro-occidentales.
            La carencia de centros de estudios superiores golpeaba tanto al habitante de esta parte de Venezuela que solía preguntar y preguntarse si acaso había que esperar, como en efecto ocurrió, que llegase un oriental a la Presidencia de la República.  Golpeaba más aún cuando, como lo dice el propio Zamora Montes de Oca en su artículo "Una necesidad la Universidad de Oriente" - el primero publicado entonces - los estudiantes del Oriente y Sur debían  vencer, con todas las incomodidades y riesgos que implican los viajes largos,  kilométricas distancias por tierra y mar para poder llegar a Caracas, Mérida y Maracaibo, únicas ciudades sedes de Universidades y luego tener que alojarse en pensiones caras para comer y dormir  mal y enfrentar privaciones de todo género por interés de sostenerse en la carrera universitaria.
Los estudiantes sur-orientales en la Universidad de Los Andes realmente se interesaron y agruparon al lado de Zamora para emprender una acción, un movimiento de lucha y  reclamo, pero era octubre del 48, mes en que los cuarteles militares conspiraban contra el gobierno constitucional del maestro Rómulo Gallegos.
            La conspiración castrense concluyó con un golpe el 24 de noviembre y  desde entonces la ULA comenzó a hacerse un problema para el Gobierno y para las propias autoridades universitarias, pues los estudiantes no cesaban de repudiar lo acontecido con recias manifestaciones.
El Rector de la ULA era el doctor Loináz Páez, contra quien Celestino Zamora Montes de Oca y Radamés Larrazabal, pronunciaron  discursos por su virtual complacencia ante la nueva realidad político-militar del país, lo cual valió una medida de expulsión contra ambos estudiantes.  La expulsión se hizo efectiva en mayo de 1949. Celestino Zamora Montes de Oca, retornó a Monagas, pero no desmayó en su propósito de seguir trabajando en pro de una Universidad para el Oriente y Sur de Venezuela.  Fue entonces cuando escribió su artículo "Una necesidad la Universidad de Oriente" que transcribe en su libro "La Universidad de Oriente, un sueño de juventud", editado por la Coordinación de Publicaciones del Rectorado de la UDO.
Los padres de Celestino convinieron en que no era conveniente que continuase estudiando en Mérida donde ya estaba mal visto por las autoridades universitarias y resolvieron en el año lectivo que comenzaba en septiembre de 1949, inscribirlo en la Universidad del Zulia.  Su fervor de estudiante, sensibilizado social y políticamente, lo llevó a la presidencia del Centro de Estudiantes de Medicina de LUZ, pero en 1951 ante una expulsión inminente por las características de una huelga estudiantil universitaria de evidente signo político contra el entonces estado de cosas, se vio obligado a buscar inscripción nuevamente en la ULA, la cual lo admitió tras un debate en el Consejo Universitario donde su gran defensor fue el doctor Pedro Rincón Gutiérrez, quien posteriormente sería Rector.
Ese mismo año, el doctor Pedro Blanco Gáspari, Presidente del Primer Congreso Venezolano de Cirugía, que se realizaba en Caracas entre el 12 y 21 de marzo, dio unas declaraciones planteando la necesidad de la Universidad para el Oriente, lo cual revivió entre los estudiantes orientales de la ULA  la campaña que había sido interrumpida en el 49.
Inmediatamente se reunieron y designaron un "Comité‚ Pro Universidad de Oriente" integrado por Antonio Aquino Castillo y Juan Mc Lellan, estudiantes de Medicina, (Anzoátegui); Ramón Castro Mata, estudiante de Farmacia y César Bello D' Escrivan, estudiante de Medicina (Bolívar);  Celestino Zamora Montes de Oca, estudiante de Medicina y Manuel Ortiz, estudiante de Ingeniería (Monagas); A. Díaz Boada, estudiante de Medicina  y Andrés Hernández León, estudiante de Farmacia, (Nueva Esparta); Federico Brito Carreño, estudiante de Derecho  y Carlos Díaz, estudiante de ingeniería (Sucre).
De este Comité‚ dieron cuenta los diarios El Nacional, de Caracas, y El Vigilante y El Merideño, de Los Andes. Su primera tarea fue enviarle un telegrama de agradecimiento al Dr. Blanco Gáspari por sus declaraciones de emocionante repercusión en el estudiantado sur-oriental y la elaboración de una lista de personalidades e instituciones de sus regiones en un primer intento por movilizar la opinión pública.
Este Comité‚ con su centro de operaciones en Mérida comienza a tocar todas las teclas y como en un concierto se elevan las notas, algunas muy formales y otras muy emotivas, como la del poeta Angel C. Bello; la de Gabriel López, en su columna Clepsidra, y la del doctor Luis Villalba Villalba, bien documentada y llenas del mayor entusiasmo y complacencia.
La primera Municipalidad en pronunciarse con un largo e interesante acuerdo firmado por Ramón Ramírez Salavarría, en su condición de Presidente encargado, fue la de Maturín, 6 de agosto de 1951, seguida por el Consejo Municipal de Ciudad Bolívar, 24 de septiembre del mismo año, que entonces presidía el concejal Adrián Cordoliani.
La Municipalidad de Ciudad Bolívar tomó el acuerdo luego de una proposición del Segundo Vicepresidente de la Cámara, Reinaldo Guerra, mediante el cual expresa su solidaridad con todos los Comités constituidos y por constituirse en pro de la creación de la Universidad de Oriente, ofreciendo prestar todo su apoyo moral y material para lo que se promueva con este fin.  Al mismo tiempo dispone pedir a la Junta de Gobierno que esa Universidad se cree con sede en Ciudad Bolívar tomando en cuenta el hecho de haber existido aquí una universidad donde se cursaban estudios de Medicina, Ciencias Políticas, Ciencias Eclesiásticas, Farmacia y  para maestros de instrucción.
Los acontecimientos políticos que culminaron con la farsa electoral del 52 y la elección de una Constituyente espúrea, más la dispersión de los integrantes del Comité‚ luego de las graduaciones de 1953, prácticamente acabaron con el trabajo organizado y sistemático en favor de la creación de la Universidad, pero en Ciudad Bolívar quedó el prurito picando ardorosamente en la piel de un comerciante de casilla en el Mercado Municipal llamado Tomás Rivilla, a quien los citadinos conocían mejor como "El Negro de las Lamus". Rivilla tomó la campaña para él y en compañía de su camarada, Florencio Pinto, caminó por todo el Estado y el Oriente sumando firmas al pie de un documento que pedía al Gobierno Nacional la creación de la Universidad de Oriente.      Pero el Gobierno nacido de un golpe contra Gallegos nunca quiso nada con las Universidades, principal foco de rebelión contra el sistema político vigente; de manera que, al derrumbarse, sólo quedaba la pancarta de Rivilla enarbolada en el frontispicio de su casa frente al altozano de la Catedral: "Mi General, los guayaneses quieren que le devuelvan su Universidad".
            El General no la devolvió, tampoco su sucesor Wolfgan Larrazabal a pesar de su origen carupanero. Correspondió al cumanés doctor Edgar Sanabria, ex-Rector de la UCV y Presidente provisional, firmar el decreto 459 creando la Universidad de Oriente, con sede en Cumaná  y no en Ciudad Bolívar como bien quería el quijote don Tomás Rivilla y su escudero Florencio Pinto.
La Universidad de Oriente, decretada el 21 de noviembre de 1958, arrancó con una modalidad de estudios superiores diferentes a la tradicional. Una experiencia única que luego adoptaron con variantes otras universidades del país para extenderse hacia zonas de influencia, pues la UDO, aunque tenía su sede en Cumaná, podía funcionar a través de núcleos en los demás estados orientales. La idea era que a largo plazo tales núcleos se transformaran en universidades autónomas federadas, pero esto no fue más que una promesa dirigida a aplacar el requerimiento siempre manifiesto de cada estado por una universidad integral propia. De todas maneras, lo más importante es que la Universidad existe y que la UDO ante la imposibilidad de ofertar fuera de Cumaná carreras no científicas y tecnológicas, estimuló la existencia de núcleos dependientes de otras universidades del país. Incluso estimuló, tal vez por su incapacidad legal y presupuestaria a que los bolivarenses lucharan por una universidad propia, tal la Universidad Nacional Experimental de Guayana, cuya sede después de instalada en Ciudad Bolívar fue  transferida a Ciudad Guayana.
El rectiorado de la UDO resolvió crear un Núcleo en Ciudad Bolívar que tuvo dos años de preparación. Sus actividades formales arrancaron oficialmente el 8 de enero de 1962. Inicialmente con la Escuela de Medicina y la Escuela de Geología y Minas. La primera tuvo como destino transformarse en una Unidad de Ciencias de la Salud con la creación de nuevas escuelas, entre ellas la de Enfermería (1988) y Bioanálisis en plena actividad académica. La segunda fue transformada en Escuela de Ciencias de la Tierra en 1992. De ella dependen una unidad de talladores de diamantes (carrera media) y el Museo de Geología y Minas que tiene una función didáctica.
            Durante el período del rector Pedro Cabello Poleo se creó la Unidad Experimental de Puerto Ordaz donde se forman tecnólogos en cuatro ramas. De esta unidad que aspira convertirse en una Escuela de Ciencias Industriales, egresaron de 1976 a 1991, 200 tecnólogos en las ramas de Construcción Civil, Administración Industrial, Estadística y Sistemas Industriales.
            Del resto de las escuelas del Núcleo UDO-Bolívar egresaron durante el lapso 1962 a 1991, 2 mil médicos cirujanos, 400 ingenieros de mina, 400 geólogos y 500 ingenieros geólogos, sin incluir los profesionales que se formaron en 15 programa de cuarto nivel.
            Estaba en proceso de consolidación el Instituto Linnológico de Caicara, creado durante la gestión del rector Pastrana Vásquez y el decano Oscar Pacheco, el cual se catalogó entonces sin que llegara a nada como único en el país, destinado al estudio de las aguas continentales.
            El decano, doctor Luis Galindo, juramentado el 15 de septiembre para el lapso 1992-1995,  primer docente titular convertido en decano del Núcleo, había prometido sin lograrlo transformar el Núcleo Bolívar en una Universidad académica y administrativamente autónoma, aunque federada a la UDO con la figura del decano doblado en vicerrector.

            Otras promesas de Galindo durante su gestión trienal, se referían a la conversión de la Unidad de Cursos Básicos en una Escuela de Educación con todas las menciones que les son propias; cerrar el proceso de conversión de la Escuela de Medicina en Escuela de Ciencias de la Salud con la incorporación de nuevos programas; establecer carreras técnicas en la Escuela de Ciencias de la Tierra y trabajar para que se terminen las ampliaciones físicas y nuevas sedes de las escuelas del Núcleo. 

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