El doctor Celestino Zamora Montes de Oca parió la idea de la
Universidad de Oriente en su época de estudiante en Mérida y la prendió en sus
compañeros de región hasta proyectarla en la conciencia colectiva y esperar que
el 21 de noviembre de 1958 apareciera el Decreto 459 que la hizo realidad.
¿Qué habría pasado si a la hora de satisfacer la
necesidad de una Universidad para el Oriente, en vez del doctor Edgar Sanabria, hubiera sido el doctor Raúl
Leoni el Presidente de la República?
Seguramente que
Ciudad Bolívar, por su antecedente histórico, hubiera sido la sede central y no
Cumaná pues si bien la patria chica de los gobernantes tiene por sentimiento regionalista la primera opción,
no fue lo preocupante de aquella campaña
que en la ciudad de Mérida inició el joven estudiante de medicina,
Celestino Zamora Montes de Oca. Por
supuesto, que él como monaguense habría visto con satisfacción que el asiento
central de la UDO hubiese estado en Maturín; pero, entonces, no era lo
importante, sino la creación de la Universidad en cualquier lugar del Oriente,
no importaba dónde. Lo de la sede era secundario, aunque ahora a muchos
bolivarenses duela que haya quedado en Cumaná siendo que el movimiento
pro-universidad materializó gracias a
que la siembra de conciencia sobre esta necesidad recibió más abono de los
sectores institucionales y civiles de Maturín y Ciudad Bolívar.
La Universidad de Oriente fue decretada el
21 de noviembre de 1958 con sede matriz en Cumaná y Núcleos en cada uno
de los Estados orientales, de acuerdo a
la realidad socio-económica de cada entidad.
A Bolívar le tocó
la escuela de geología y minas dada su vocación minera y, escuela de
medicina, no sólo por haberla tenido en el siglo diecinueve, sino por su
crecimiento demográfico que ha resultado ser el más alto de Venezuela, 4.5 por ciento interanual.
Excepto Sucre, ninguna de las entidades
federales de Oriente ha estado contenta con la sede en Cumaná, siempre alzada
con la mejor tajada del presupuesto universitario y las carreras humanísticas
que son las que tienen mayor demanda.
Tal descontento, las autoridades han podido manejarlo, anunciando casi
siempre en tiempos de elecciones universitarias, que los Núcleos, dadas ciertas
condiciones, podrán transformarse en universidades autónomas, pero hasta ahora
esto ha sido imposible. Más práctico
parece la creación de nuevas universidades o creación de extensiones de las
universidades existentes en el país, lo que ha dado lugar a un cabalgamiento de
carreras, carencias de espacios físicos y mala administración del recurso,
tanto humano como presupuestario. El
producto está a la vista: graduados a quienes el mercado de trabajo
termina frustrando.
Esto no lo dice
el doctor Celestino Zamora Montes de Oca en su libro "La Universidad de Oriente,
un sueño de juventud", bautizado el viernes 28 de noviembre de
1997 en el Centro de las Artes, dentro del marco de los 39 años de la UDO, tal
vez porque esta obra la ha destinado exclusivamente a dejar testimonio
documental de lo que fue toda una campaña para hacerla posible y de la que
escasamente hablan los discursos orales o escritos relativos a la Universidad
de Oriente.
De suerte que la UDO es el producto de un
trabajo previo que involucra a mucha gente e instituciones en el que destaca
como figura inicial en la siembra de conciencia de esta necesidad, un joven que
en octubre de 1948 interesó a los estudiantes universitarios que convergían en
la Universidad de los Andes para fundar el comité que tendría como tarea
esencial presionar desde todos los
sectores del Oriente para que el Gobierno central tomara positivamente en
cuenta el estado de marginalidad en que se hallaba la masa estudiantil del
Oriente de Venezuela con relación a los estudios superiores.
Nadie se explicaba ese estado de
marginalidad siendo óptimos y palpables los beneficios que el Oriente y Sur
aportaban a la nación: Margarita su riqueza pesquera y perlífera; Sucre, sus
cultivos agrícolas, industrias pesqueras
y del agro así como sus puertos de activo comercio; Anzoátegui y Monagas su
producción petrolera de significativas entradas al Tesoro Nacional y Bolívar,
puerta principal hacia las riquezas mineras y forestales del sur y con el más
activo comercio fluvial de Venezuela.
Esto, por el lado económico y, por el lado
social, siendo que el crecimiento demográfico de la región era y sigue siendo
progresivamente importante como ingente el número de estudiantes egresados del
segundo nivel que se quedaba estancado por falta de recursos para acceder a las
universidades centro-occidentales.
La carencia de
centros de estudios superiores golpeaba tanto al habitante de esta parte de
Venezuela que solía preguntar y preguntarse si acaso había que esperar, como en
efecto ocurrió, que llegase un oriental a la Presidencia de la República. Golpeaba más aún cuando, como lo dice el
propio Zamora Montes de Oca en su artículo "Una necesidad la Universidad de
Oriente" - el primero publicado entonces - los estudiantes del
Oriente y Sur debían vencer, con todas
las incomodidades y riesgos que implican los viajes largos, kilométricas distancias por tierra y mar para
poder llegar a Caracas, Mérida y Maracaibo, únicas ciudades sedes de
Universidades y luego tener que alojarse en pensiones caras para comer y
dormir mal y enfrentar privaciones de
todo género por interés de sostenerse en la carrera universitaria.
Los estudiantes sur-orientales en la Universidad
de Los Andes realmente se interesaron y agruparon al lado de Zamora
para emprender una acción, un movimiento de lucha y reclamo, pero era octubre del 48, mes en que
los cuarteles militares conspiraban contra el gobierno constitucional del
maestro Rómulo Gallegos.
La conspiración
castrense concluyó con un golpe el 24 de noviembre y desde entonces la ULA comenzó a hacerse un
problema para el Gobierno y para las propias autoridades universitarias, pues
los estudiantes no cesaban de repudiar lo acontecido con recias
manifestaciones.
El Rector de la ULA era el doctor Loináz
Páez, contra quien Celestino Zamora Montes de Oca y Radamés Larrazabal,
pronunciaron discursos por su virtual
complacencia ante la nueva realidad político-militar del país, lo cual valió
una medida de expulsión contra ambos estudiantes. La expulsión se hizo efectiva en mayo de
1949. Celestino Zamora Montes de Oca, retornó a Monagas, pero no desmayó en su
propósito de seguir trabajando en pro de una Universidad para el Oriente y Sur
de Venezuela. Fue entonces cuando escribió
su artículo "Una necesidad la Universidad de Oriente" que
transcribe en su libro "La Universidad de Oriente, un sueño de
juventud", editado por la Coordinación de Publicaciones del
Rectorado de la UDO.
Los padres de Celestino convinieron en que
no era conveniente que continuase estudiando en Mérida donde ya estaba mal
visto por las autoridades universitarias y resolvieron en el año lectivo que
comenzaba en septiembre de 1949, inscribirlo en la Universidad del Zulia. Su fervor de estudiante, sensibilizado social
y políticamente, lo llevó a la presidencia del Centro de Estudiantes de
Medicina de LUZ, pero en 1951 ante una expulsión inminente por las
características de una huelga estudiantil universitaria de evidente signo
político contra el entonces estado de cosas, se vio obligado a buscar inscripción
nuevamente en la ULA, la cual lo admitió tras un debate en el Consejo
Universitario donde su gran defensor fue el doctor Pedro Rincón Gutiérrez,
quien posteriormente sería Rector.
Ese mismo año, el doctor Pedro Blanco
Gáspari, Presidente del Primer Congreso Venezolano de Cirugía, que se realizaba
en Caracas entre el 12 y 21 de marzo, dio unas declaraciones planteando la
necesidad de la Universidad para el Oriente, lo cual revivió entre los
estudiantes orientales de la ULA la
campaña que había sido interrumpida en el 49.
Inmediatamente se reunieron y designaron un
"Comité‚
Pro Universidad de Oriente" integrado por Antonio Aquino Castillo
y Juan Mc Lellan, estudiantes de Medicina, (Anzoátegui); Ramón Castro Mata,
estudiante de Farmacia y César Bello D' Escrivan, estudiante de Medicina
(Bolívar); Celestino Zamora Montes de
Oca, estudiante de Medicina y Manuel Ortiz, estudiante de Ingeniería (Monagas);
A. Díaz Boada, estudiante de Medicina y
Andrés Hernández León, estudiante de Farmacia, (Nueva Esparta); Federico Brito
Carreño, estudiante de Derecho y Carlos
Díaz, estudiante de ingeniería (Sucre).
De este Comité‚ dieron cuenta los diarios El
Nacional, de Caracas, y El Vigilante y El Merideño, de Los
Andes. Su primera tarea fue enviarle un telegrama de agradecimiento al Dr.
Blanco Gáspari por sus declaraciones de emocionante repercusión en el
estudiantado sur-oriental y la elaboración de una lista de personalidades e
instituciones de sus regiones en un primer intento por movilizar la opinión
pública.
Este Comité‚ con su centro de operaciones
en Mérida comienza a tocar todas las teclas y como en un concierto se elevan
las notas, algunas muy formales y otras muy emotivas, como la del poeta Angel
C. Bello; la de Gabriel López, en su columna Clepsidra, y la del doctor Luis
Villalba Villalba, bien documentada y llenas del mayor entusiasmo y
complacencia.
La primera Municipalidad en pronunciarse
con un largo e interesante acuerdo firmado por Ramón Ramírez Salavarría, en su
condición de Presidente encargado, fue la de Maturín, 6 de agosto de 1951,
seguida por el Consejo Municipal de Ciudad Bolívar, 24 de septiembre del mismo
año, que entonces presidía el concejal Adrián Cordoliani.
La Municipalidad de Ciudad Bolívar tomó el
acuerdo luego de una proposición del Segundo Vicepresidente de la Cámara,
Reinaldo Guerra, mediante el cual expresa su solidaridad con todos los Comités
constituidos y por constituirse en pro de la creación de la Universidad de
Oriente, ofreciendo prestar todo su apoyo moral y material para lo que se
promueva con este fin. Al mismo tiempo
dispone pedir a la Junta de Gobierno que esa Universidad se cree con sede en
Ciudad Bolívar tomando en cuenta el hecho de haber existido aquí una
universidad donde se cursaban estudios de Medicina, Ciencias Políticas,
Ciencias Eclesiásticas, Farmacia y para
maestros de instrucción.
Los acontecimientos políticos que
culminaron con la farsa electoral del 52 y la elección de una Constituyente
espúrea, más la dispersión de los integrantes del Comité‚ luego de las
graduaciones de 1953, prácticamente acabaron con el trabajo organizado y
sistemático en favor de la creación de la Universidad, pero en Ciudad Bolívar
quedó el prurito picando ardorosamente en la piel de un comerciante de casilla
en el Mercado Municipal llamado Tomás Rivilla, a quien los citadinos
conocían mejor como "El Negro de las Lamus". Rivilla tomó la campaña
para él y en compañía de su camarada, Florencio Pinto, caminó por todo el
Estado y el Oriente sumando firmas al pie de un documento que pedía al Gobierno
Nacional la creación de la Universidad de Oriente. Pero el Gobierno nacido de un golpe contra Gallegos nunca quiso
nada con las Universidades, principal foco de rebelión contra el sistema
político vigente; de manera que, al derrumbarse, sólo quedaba la pancarta de
Rivilla enarbolada en el frontispicio de su casa frente al altozano de la
Catedral: "Mi General, los guayaneses quieren que le devuelvan su
Universidad".
El General no
la devolvió, tampoco su sucesor Wolfgan Larrazabal a pesar de su origen
carupanero. Correspondió al cumanés doctor Edgar Sanabria, ex-Rector de la UCV
y Presidente provisional, firmar el decreto 459 creando la Universidad de
Oriente, con sede en Cumaná y no en Ciudad Bolívar como bien quería el quijote
don Tomás Rivilla y su escudero Florencio Pinto.
La Universidad
de Oriente, decretada el 21 de noviembre de 1958, arrancó con una modalidad de
estudios superiores diferentes a la tradicional. Una experiencia única que
luego adoptaron con variantes otras universidades del país para extenderse
hacia zonas de influencia, pues la UDO, aunque tenía su sede en Cumaná, podía
funcionar a través de núcleos en los demás estados orientales. La idea era que
a largo plazo tales núcleos se transformaran en universidades autónomas
federadas, pero esto no fue más que una promesa dirigida a aplacar el
requerimiento siempre manifiesto de cada estado por una universidad integral
propia. De todas maneras, lo más importante es que la Universidad existe y que
la UDO ante la imposibilidad de ofertar fuera de Cumaná carreras no científicas
y tecnológicas, estimuló la existencia de núcleos dependientes de otras
universidades del país. Incluso estimuló, tal vez por su incapacidad legal y
presupuestaria a que los bolivarenses lucharan por una universidad propia, tal
la Universidad Nacional Experimental de Guayana, cuya sede después de instalada
en Ciudad Bolívar fue transferida a
Ciudad Guayana.
El rectiorado
de la UDO resolvió crear un Núcleo en Ciudad Bolívar que tuvo dos años de
preparación. Sus actividades formales arrancaron oficialmente el 8 de enero de
1962. Inicialmente con la Escuela de Medicina y la Escuela de Geología y Minas.
La primera tuvo como destino transformarse en una Unidad de Ciencias de la
Salud con la creación de nuevas escuelas, entre ellas la de Enfermería (1988) y
Bioanálisis en plena actividad académica. La segunda fue transformada en
Escuela de Ciencias de la Tierra en 1992. De ella dependen una unidad de
talladores de diamantes (carrera media) y el Museo de Geología y Minas que
tiene una función didáctica.
Durante
el período del rector Pedro Cabello Poleo se creó la Unidad Experimental de
Puerto Ordaz donde se forman tecnólogos en cuatro ramas. De esta unidad que
aspira convertirse en una Escuela de Ciencias Industriales, egresaron de 1976 a
1991, 200 tecnólogos en las ramas de Construcción Civil, Administración
Industrial, Estadística y Sistemas Industriales.
Del
resto de las escuelas del Núcleo UDO-Bolívar egresaron durante el lapso 1962 a
1991, 2 mil médicos cirujanos, 400 ingenieros de mina, 400 geólogos y 500
ingenieros geólogos, sin incluir los profesionales que se formaron en 15
programa de cuarto nivel.
Estaba
en proceso de consolidación el Instituto Linnológico de Caicara, creado durante
la gestión del rector Pastrana Vásquez y el decano Oscar Pacheco, el cual se
catalogó entonces sin que llegara a nada como único en el país, destinado al
estudio de las aguas continentales.
El
decano, doctor Luis Galindo, juramentado el 15 de septiembre para el lapso
1992-1995, primer docente titular
convertido en decano del Núcleo, había prometido sin lograrlo transformar el
Núcleo Bolívar en una Universidad académica y administrativamente autónoma,
aunque federada a la UDO con la figura del decano doblado en vicerrector.
Otras
promesas de Galindo durante su gestión trienal, se referían a la conversión de
la Unidad de Cursos Básicos en una Escuela de Educación con todas las menciones
que les son propias; cerrar el proceso de conversión de la Escuela de Medicina
en Escuela de Ciencias de la Salud con la incorporación de nuevos programas;
establecer carreras técnicas en la Escuela de Ciencias de la Tierra y trabajar
para que se terminen las ampliaciones físicas y nuevas sedes de las escuelas
del Núcleo.
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