viernes, 29 de enero de 2016

LA CÁRCEL VIEJA

Las fortalezas erigidas para defensa de la ciudad sirvieron posteriormente de cárcel o prisión como fue el caso de los Castillos San Francisco y el Padrastro.  Angostura, no obstante, tuvo desde el principio su Cárcel Pública o Cárcel Vieja como le dicen ahora para distinguirla de la de Vista Hermosa
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Entre las edificaciones que se propuso el gobernador de la provincia, Manuel  Centurión para vigorizar isnstitucionalmente la ciudad, estuvo la Cárcel, pero al cabo de diez años que duró su mandato, interrumpido virtualmente por la presión religiosa fraileña con la cual tuvo roces, le fue materialmente imposible terminarla. Tampoco pudieron continuarla los gobernadores siguientes, excepto Miguel Marmión, quien por no tener ya donde meter los presos, optó por paralizar la construcción lenta de la Catedral para destinar los impuestos del guarapo y juegos a la prosecución de la obra. Pero no fue muy lejos el Gobernador Marmión, tampoco Inciarte. De allí que al instalarse en Angostura los Poderes de la República hubiese que habilitar una de las casas que por la parte Sur flanqueaban la Plaza Mayor, para que sirviera de prisión.
      De suerte que para la época de la Independencia, la Casa de Prisión estaba junto a las de la Guardia y Cuarteles Militares flanqueando en su lado más alto a la plaza empedrada.
      Por ello tal vez no se le menciona durante el sitio de Angostura, no obstante su ubicación estratégica de dominio sobre el río. Se habla de una gran zanja alrededor de la ciudad y de cañones emplazados en Polanco y la Alameda solamente.
      Para 1866 ya existía como cárcel puesto que Tavera Acosta la menciona en un capítulo titulado “La Revolución de los Azules”, cuando el coronel Ramón Contasti, con un grupo de bolivarenses partidarios de Dalla-Costa, trata de vencer inútilmente a la guardia de prevención para tomarla.
      Los días 20, 21 y 22 de agosto de 1902 los vapores de guerra Restaurador y Bolívar comandados por el General José Antonio Velutini y Román Delgado Chalbaud dispararon 1.300 proyectiles explosivos sobre la ciudad (Guerra Libertadora) y causaron daños a numerosos edificios, entre ellos la cárcel.
      Por su proximidad con el desaparecido Fuerte San Gabriel que Moreno de Mendoza levantó en El Arenal, hoy Mirador, se cree que vino en cierto modo a reemplazarlo, por lo menos durante la crecida del Orinoco
      Con motivo de los trabajos de restauración de este inmueble, la revista El Minero dice en su edición julio/ agosto 1980: “la edificación de la cárcel vieja está ubicada en frente del Paseo Orinoco y sirvió de prisión prolongados años. Se cree que pudo haber sido una dependencia del Fortín San Gabriel, en el Orinoco, pero hasta ahora esto no está totalmente dilucidado”. Por su parte el doctor José Sánchez Negrón, Cronista de Ciudad Bolívar, dice en un artículo sobre este edificio: “Lo que sí está definitivamente en claro es que  el edificio de la Cárcel Vieja no fue asiento del Almirantazgo, tampoco lo fue de la prisión pública durante el dominio realista”.
      Evidentemente, los republicanos, después de la Toma de Angostura tomaron uno de los inmuebles de la parte Sur de la Plaza mayor para que sirviera de Cárcel. En ella estuvo preso el general Juan Bautista Arismendi, quien fue trasladado desde Margarita al negarse a cumplir una orden del Gobierno Supremo relativa al reclutamiento para aumentar la capacidad numérica del Ejército que se preparaba para invadir a Colombia. Igualmente los Castillos de Guayana la Vieja sirvieron de prisión desde tiempos de la colonia hasta muy avanzado el siglo diecinueve.
      Otros establecimientos penales del Estado Bolívar a lo largo de su historia, son la Colonia de Trabajo de El Dorado creada en 1944 y la Cárcel de Vista Hermosa, en 1951.
El escritor Rufino Blanco Fombona, quién estuvo preso en la Cárcel Vieja de Ciudad Bolívar junto con el poeta Alfredo Arvelo Larriva, la describe así en carta del primero de agosto de 1905, dirigida al Secretario General de Gobierno Eliseo Vivas Pérez:
“Muy señor mío: ayer fui pasado a la cárcel pública, de orden del juez, según se dice. La cárcel de Ciudad Bolívar es inhabitable para ninguna persona, no digo ya decente, sino que haya  visto otra cosa que inmundicias y narices que hayan respirado otra cosa que miasmas.
La cárcel la constituyen dos patios, separados por un muro: el patio de entrada, más pequeño, y el del fondo, en donde estoy, un cuadrado perfecto, de una sola planta siete metros de largo por siete de ancho. Encuadran este patio donde pululan hasta 80 presos, la más abigarrada plebe de asesinos y ladrones. Los calabozos son seis y un excusado, es decir siete letrinas.
Es tal el hedor que se desprende de estos ochenta cuerpos sudados, de estas ochenta gorduras, que hacen lo menos ochenta evacuaciones diarias, sin contar los soldaditos de guardia. Es tal la pestilencia, que apenas llegué caí malo con neuralgia y con bascas: anoche me ha sido imposible conciliar el sueño.
Han vertido creolina sobre esta putrefacción, lo que no sirve sino para aumentar la hediondez, de cloacas con hedor a botica. Y el olfato engañado no sabe dónde respirar, si en el water closet o en una farmacia
Sepa usted, pues adonde ha enviado el Ejecutivo de Bolívar porque no creo que sean los jueces, a un hombre cuyas manos hubieran tenido mucho honor estrechar y cuyas sonrisas hubieran tenido a mucho honor merecer, ayer nomás, esos mismos que lo aprisionan.
A la insoportable hedentina, agréguese el horror de la comunidad forzosa de seres de educación, carácter, raza y costumbres semejantes de los míos, el calor de 37 grados Reaumur que reina hoy en Ciudad Bolívar, y una multitud de cucarachas, ratas, ratones, moscardones, moscas, mosquitos y otros nauseabundos huéspedes de la basura.
¿Y es éste, el lugar que han escogido para encerrarme? ¿No estaba, por ventura, bastante preso en el cuartel de policía? La gendarmería que basta para seguridad de una población ¿no era suficiente para custodiar a un prisionero? Y no se me arguya que el juez de ustedes dice que se me detenga en la cárcel. Al juez lo que le interesa, si algo le interesa  con respecto a mí, es que yo quede bajo seguro y pronto a comparecer a su presencia.
La policía apenas se halla separada de la cárcel por una mampostería ¿qué importa, pues, al personaje de la justicia, el que yo esté a la derecha o a la izquierda de un muro; en ese o en el otro cuartel?
Y me dirijo a usted porque sé ¡ay!, cuánto puede un Secretario de Gobierno.
Secretario de Gobierno era yo, años atrás cuando coterráneos y conmilitones de usted cayeron presos en el Zulia; y no me costó mucho dispensarles cien liberalidades.
Todo esto, señor odontólogo, no es pedir cacao, sino pedir justicia”
Rufino Blanco Fombona, novelista, historiador y ensayista, una de las personalidades más vigorosas y decididas de la época, fue perversamente internado por sus enemigos políticos en esa vetusta cárcel, tras haber sido Gobernador del Alto Orinoco y Río Negro que antes tenía su sede en San Fernando de Atabapo. Su testimonio a la luz de la situación carcelaria actual, evidencia que muy poco se ha cambiado. Entre la Cárcel Vieja y la Cárcel Nueva hay una diferencia de decenios, pero el infierno sigue siendo igual.
El edificio de la Cárcel Vieja de Ciudad Bolívar fue restaurado en 1980 por la Corporación Venezolano de Guayana, bajo la supervisión del arquitecto Graciano Gasparini para ser destinado al Archivo Histórico del Estado Bolívar. En él funcionó el Ircopahidec y el Museo Etnográfico de Guayana conforme a un proyecto elaborado por la antropóloga María Eugenia Villalón.
      En 1951 fue construida una moderna denominaba Cárcel Modelo, después Cárcel Nacional. También Cárcel Nueva y finalmente Cárcel de Vista Hermosa
      El director de Obras Públicas Nacionales en el Estado Bolívar era ese año de 1951 el ingeniero Antonio Burguillos, quien una vez concluida la obra, la presentó como un centro para la seguridad, disciplina y regeneración de presos.   
      Su estructura de cinco cuerpos y dos plantas incluía edificio para la administración. El primer cuerpo destinado a talleres; el segundo, para alojamiento de 60 presos en cada planta, con cuatro dormitorios colectivos y en el piso superior los servicios de mantenimiento. La planta baja con diez celdas individuales y varios dormitorios colectivos. En el tercer cuerpo de una sola planta: la cocina, comedor y lavandería. El cuarto cuerpo de una sola planta, destinado a reclusas, capacidad para veinte mujeres, además de sala de enfermería y farmacia. Y el quinto cuerpo de dos plantas destinado para alojamiento del Alcalde, parte superior, y la de abajo para oficinas.

      Antes de transferir los reclusos de la Cárcel Vieja en pleno casco histórico de la ciudad, entre el Paseo Orinoco y calle Igualdad, la Cárcel de Vista Hermosa fue estrenada por los presos políticos de la dictadura militar del General Marcos Pérez Jiménez, que se hallaban en los campos de concentración de Guasina y Sacupana de la región deltana.

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