El
proceso petrolero del país millonario, ha negado los valores de nuestra cultura
y lo que es más grave todavía, Sanidad llegó a prohibir las casas de barro y
las tenía o las tiene como infames.
Fruto Vivas, Premio Nacional de
Arquitectura, proyectista del Hotel “La Cumbre” de Ciudad Bolívar, ha
calificado de feroz la lucha que se ha tenido para demostrar que el barro debe
volver al hombre como lo fue siempre y que este material de nuestra vivienda
tradicional no es de ningún el responsable del chipo portador del tripanosoma
cruxi, ni del problema sanitario que pretende atribuírsele.
“Del
barro venimos y hacía el barro vamos”. Todas
las culturas del mundo en esencia están ligadas al barro. Todas han pasado por el barro. Conocemos la cultura humana a través del
barro y cuando vamos a los museos y nos encontramos con las piezas que tienen
que ver con la historia de los pueblos vemos y sentimos su presencia.
Pero
no sólo el barro está ligado a la cultura humana. Fruto Vivas, premio nacional de arquitectura,
viene desde hace tiempo insistiendo en su utilidad e importancia fuera de esa
dimensión y cita el caso de algunos insectos y aves como el Pájaro Hornero de
las regiones del Sur. Este pintoresco
miembro de la ingente fauna avícola, utiliza el barro para construir su lugar
de estar que finalmente transforma en un nido que no es más que una incubadora
solar, pues una vez que pone huevos es el barro y el sol que hacen el trabajo
de incubación de sus pichones. Esto da
referencia de la importancia cultural del barro en otro ambiente distinto al
del hombre. Además existe un sin número
de insectos como el caso de una especie de avispa que ronda por nuestras casas
y que se ubica en un nido de barro que trabaja con máxima eficiencia.
Es
decir, cuando el material ha sido llevado no sólo al punto de su utilización
sino que su estructura y otros elementos se han dispuesto en forma tal para
lograr la máxima expresión. Esta es una
consideración muy importante así como la de entender y utilizar al barro como
un elemento vivo. Esa condición
biomaterial y bionatural es una cuestión trascendental para racionalizar el por
qué en toda Africa, Sur de la India, zona meridional de España, en toda la
cultura árabe, asiática y americana está presente.
Este
tipo de viviendas se da en zonas de máxima insolación y ello debe,
precisamente, por esa cualidad de interrelación del barro con lo
biológico. Cuando el hombre inventa el
cemento y lo transforma en concreto y ve que se agrieta, procura su estabilidad
reformándolo, haciéndolo coexistir con la cabilla. En cambio, en el barro nos encontramos con un
material de reforzamiento que no es la cabilla sino de naturaleza biológica que
le imprime aún cualidades más apropiadas para la vida. Cuando vamos por el campo y encontramos casas
de bahareque cuartadas, decimos que no saben usar el barro sin reparar que el
proceso de aculturación que hemos tenido es tan grande que prácticamente ha
hecho desaparecer la sabia técnica de nuestros abuelos. Las generaciones de hoy a las cuales se les
está haciendo cada vez más difícil la vivienda, quieren o están volviendo al
barro, pero no conservaron la técnica, la forma maravillosa como sus
antepasados lograban el bahareque y de allí el porqué las paredes de muchas
viviendas que están apareciendo se ven cuarteadas, agrietadas,
resquebrajadas. Muy distintas a las
paredes de barro de Aroa y Paraguaná, perfectas y de una calidad técnica única.
No
hay ningún material inventado por el hombre todavía que supere las
características extraordinarias del barro lo cual es importante a nivel de
distinción tecnológica, con otro agravante a favor del barro que siendo un
material de altísima calidad, está al alcance de todos.
Se
nos pregunta entonces, ¿por qué en nuestros países todas las culturas del barro
lo dejaron a un lado para magnificar en su lugar al bloque y al zinc? Para el
arquitecto Fruto Vivas, autor del libro “”Reflexiones para un mundo mejor”,
esto es una incógnita aún no despejada.
Pero bastaría meterse en cualquier casa vieja del Casco Histórico de
Ciudad Bolívar a las tres de la tarde, cuando el Sol está en su máxima fuerza y
tocar las paredes inferiores para darse cuenta de lo frescas que son, de una
frescura que no se da con las paredes de bloques. Llega la media noche y aún las paredes de
bloques continúan irradiando el calor de las tres de la tarde.
El
vocablo biotérmico denota las condiciones térmicas de este material del cual
según la Biblia está hecho el hombre.
Tiene que ver con la capacidad de respuesta en razón de contenido en el
mismo. Material biológico que puede ser
paja como en Venezuela o estiércol de vaca, camellos o chivo como en Japón,
China y la India, depende del lugar.
El
estiércol tiene su razón de ser y es porque estos animales son herbívoros y al
digerir el pasto expulsan la celulosa que además de ser un tubito capilar por
donde pasa agua, es un material imputrecible, clave en la elaboración del
barro.
Los
tubos capilares tienen la propiedad de absorber la humedad y expulsarla con el
calor y en ese juego de absorber y expulsar la humedad está la explicación de
esa frescura imposible de lograr con otro material químico como el polietileno carente de esos tubitos
micrométricos que funcionan bajo la conocida ley física de presión osmósica.
Es
una cualidad que tienen los tubos capilares y la cual le permite a los árboles
crecer. Gracias a esa presión de osmosis,
un árbol es capaz de tumbar una casa. La
fuerza que tiene una raíz es como la de un gato hidráulico. Esa cualidad del barro va hacer que el hombre
fabrique el primer material biológico relacionado con la osmosis.
Pues
bien, se evapora el agua y al evaporarse se produce unas condiciones
extraordinarias de baja temperatura.
Gracias a ese fenómeno existen las neveras.
Por
lo que se está viendo en países de tecnología avanzada como los Estados Unidos
y Francia, hay como un retorno al barro.
Pero no por barato ni por folclórico o porque se quiere mucho al pueblo
o se siente nostalgia por el pasado, sino porque el barro es una maravilla.
En
Africa prácticamente todo el mundo construye hoy sus casa de barro, una porque
no ha habido un desarrollo económico que haya podido borrar la cultura del
barro y segundo, porque para una gente humilde el material más a la mano es el
barro y teniéndolo a mano no va a ser tan estúpida para escoger un material que
le cuesta mucho dinero y de tecnología igualmente costosa.
En
América una de las culturas que desarrolló el barro a los niveles más
extraordinarios es la zona desértica del Perú.
En las huacas peruanas se encuentran monumentos extraordinarios de
barro. Huacas de tres mil años que no
han sido dañadas por el tiempo.
Cuando
vemos la cultura venezolana del barro en la zona más hermosa de Venezuela que
es Paraguaná, donde llueve poco, encontramos casa impregnadas de barro de alta
calidad, prácticamente sin ventanas, sin puertas, con una gran viga interna
simplemente porque el viento allí es fuerte y constante. Esas viviendas de unas condiciones térmicas
únicas han resistido por siempre el impacto de la brisa y nos vuelve tristes
cuando vemos a la gente viviendo en casas de bloques con techo de zinc
comparativamente más costosas, menos perdurables y calurosas tanto de día como
de noche.
Cuando
los españoles llegaron, ya en esas zonas de Paraguaná y Coro los indígenas
dominaban la técnica del barro magistralmente, de manera que se produjo una
simbiosis que explican esas casas hermosas de la arquitectura popular coreana
que tiene mucho de la cultura del Norte de Africa por una razón sencilla y es
que cuando los españoles llegaron al América
se estaba acabando una ocupación de siete siglos de los Moros en España. España era un país ocupado por la cultura del
barro y es esa la felicidad que nos permite a nosotros que el barro llegue a
América sin ningún cumplido porque los árabes dominaban el barro y entonces esa
alianza mestiza que se va a dar en el color nuestro se dará también en el barro
de nuestras viviendas.
Y
en las viviendas mestizas de Coro podemos ver palacetes bellísimos que se
hicieron en el mundo en 1600 y 1700.
Esos mismos palacetes los encontramos en la zona colonial de Paraguaná
con la particularidad de que la arquitectura coreana es prácticamente árabe
ligada íntimamente a lo que fue la cultura
de la costa que son muros blancos, pocas ventanas y grandes patios
inferiores.
La
cultura del barro ha estado imbricada en la naturaleza y de allí que la madera
a excepción de las zonas desérticas, esté siempre presente. La madera aparece permanentemente en la
cultura del barro. Por eso las casas de Guayana tienen madera y muros de
calicanto, porque se hallan imbricadas en una zona selvática donde la piedra y
la madera están al alcance inmediato. En
las zonas desérticas del Norte de Africa o en las del Perú y Paraguaná
predomina el cardón como elemento propio de esa naturaleza así como el bambú se
ve en la zona del Arauca y del Apure donde la vivienda además es de una
característica particular extraordinaria:
vivienda doble (dos plantas) para dos tiempos de vida, invierno y
verano.
En
fin, el barro por todo lo dicho ha sido un bien único y maravilloso de la
naturaleza que la sociedad industrial y petrolera ha menospreciado por la feliz
realidad de que el barro es un hecho eminentemente cultural y ancestral, jamás
un hecho mercantil.
Antes
de la llegada del petróleo en Venezuela todo el mundo sabía hacer barro no sólo
para la vivienda sino para los utensilios domésticos. La construcción de una vivienda tenía sus
leyes, leyes que perdimos, leyes para la altura de las varas, para la distancia
entre una vara y otra, para el terremoto, para la dirección en que se mueve la
tierra con relación al viento, para cortar la madera y preservarla del
comején. Todas esas leyes se perdieron y
ahora la necesidad nos lo reclama.
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