viernes, 15 de enero de 2016

EL LICEO PEÑALVER



Decano de los liceos oficiales del Estado Bolívar y heredero del antiguo Colegio Federal de Guayana

El vocablo Liceo es de origen griego y se aplicaba a los jardines o gimnasios ubicados en las afueras de Atenas, contiguos al templo de Apolo, donde se reunían los filósofos para enseñar y discutir sus ideas y que por venir la cultura occidental de la antigua Grecia, vino también ligado a ella el nombre que ha tenido su arraigo en establecimientos de enseñanza media de paises como Francia, Chile y Venezuela.
En el Estado Bolívar aparece por primer vez la figura con el Liceo Guayana, nivel de la educación privada con el maestro Narciso Fragachán.  Luego surgió  el Liceo Bolívar dirigido por María Antonia Lanz de García, el primero exclusivo para varones y para señoritas el segundo.  Ya el sistema de educación decimonónico que impedía reunir en una misma aula y en una misma escuela a hembras y varones, se había roto en el Colegio Federal de Varones a mediados  de los años veinte.  Esto permitió que Alida Isaura Gambús, quien después ser  profesora del Peñalver, se graduara de bachiller en filosofía el 15 de julio de 1930 y pasara a ser la primera guayanesa graduada en el Colegio Federal de Varones, seguida inmediatamente de Inés Elvira y Adita Figarella.  Entonces el graduando debía someterse a rigurosa prueba ante un jurado que en el caso de Alida, quien después se togaría de farmacéutica en la Universidad Central de Venezuela, estuvo integrado  por los doctores Oscar Luis Perfetti, J. M. Agosto Méndez, Carlos Emiliano Salom, Juan Pablo Carranza y Ernesto Sifontes. 
El Presidente del entonces Estados Unidos de Venezuela, Eleazar López Contreras, dispuso por decreto del 14 de septiembre de 1937, darle al Colegio Federal de Ciudad Bolívar, el nombre de "Liceo Peñalver" en memoria de don Fernando Peñalver, eximio patriota venezolano, oriundo de Píritu, Estado Anzoátegui.  Amigo entrañable del Libertador, uno de sus más directos consejeros, sobremanera cuando el Jefe Supremo decidió convocar al Congreso de Angostura.  Entonces formó parte de la Comisión Especial que redactó el proyecto de Reglamento para la convocatoria de esa asamblea constituyente de la cual llegó a ser Vicepresidente en su condición de diputado, primero por la provincia de Guayana y después por la de Cumaná.  Fue él quien gestionó en Trinidad la adquisición de la Prensa donde se editó el Coreo del Orinoco, semanario en el cual también colaboró mientras vivió en Angostura.  Fernando Peñalver fue Intendente General del Ejército y hablaba, además de su idioma, el inglés y el francés.  De suerte que no podía ser mejor la escogencia de su nombre para bautizar el primer liceo oficial que se creaba  al Sur del país.  En 1937 cuando el Colegio Federal pasó a ser Liceo Peñalver, había en Venezuela 28 liceos oficiales y 20 privados.
El Liceo Peñalver tuvo un nacimiento feliz, pues nació nada menos que en la Casa donde se reunió el segundo Congreso de Venezuela o Congreso de Angostura.  En ese inmueble noble y señorial, de patios, fuentes, jardines, árboles exóticos como el Bálsamo del Perú (de Tolú, según Aisteguitea) y altos ventanales, el Liceo Peñalver comenzó su vida dejando atrás una importante etapa de la educación provincial que se había iniciado en 1840 con la instalación del Colegio Nacional de Guayana.
La Constitución Centro Federal de 1830, después de la separación de Venezuela de la Gran Colombia,  asignaba al gobierno nacional la promoción de la educación en Colegios y Universidades y al Gobierno provincial, la instrucción primaria, de la cual éste nunca se hizo cargo sino que la delegó totalmente al Municipio.  Esto, por cierto, provocó un abandono de la instrucción elemental por disponer casi nunca los municipios de rentas para el sostenimiento de los planteles. 
            En el caso de Guayana, tocó a Juan Bautista Dalla Costa hacer un esfuerzo por aliviar al Municipio de esta pesada carga, disponiendo el 20 de julio de 1867, la creación con las rentas del Estado de Escuelas Primarias en  los Distritos.  Este esfuerzo adelantado de Dalla Costa se vio colmado cuando el 27 de junio de 1870, el Gobierno de Antonio Guzmán Blanco universaliza la educación primaria en forma gratuita y obligatoria, lo cual vino a consagrarlo históricamente como creador de la Escuela Pública Nacional.
En cuanto a los Colegios Nacionales, estos pudieron sostenerse  porque  desde el mismo momento de su creación se les asignó como ingresos los derivados por concepto de arrendamiento a particulares de los bienes de los Conventos extinguidos, más el auxilio de un subsidio del gobierno central.
Así el Colegio Nacional de Guayana, fundamentado sobre los bienes de las Misiones del Caroní, pudo instalarse el 24 de junio de 1840, con 30 alumnos y dos cátedras: la de latín dictada por el Presbítero Rafael Cortés y la de castellano a cargo del Vicerrector Andrés Eusebio Level.  Ambas con una duración de año y medio antes de ingresar al curso de filosofía, el cual se estableció en 1842 bajo la rectoría de Elías Valenzuela.  Entonces no existía como hoy el Ministerio de Educación sino la Dirección General de Instrucción Pública bajo la titularidad del doctor José María Vargas, creada el 7 de julio de 1838 para sacar el ramo de la educación del  ámbito del Ministerio de Interiores y Justicia.
El Ministerio de Educación o de Instrucción Pública como se denominó originalmente, fue creado el 23 de mayo de 1882 por el Presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco, después de andar el ramo de la Educación errando como simple dependencia ministeral, ya del Ministerio de Interiores y Justicia como del Ministerio de Relaciones Exteriores y hasta del Ministerio de Fomento.
El Colegio Nacional de Guayana comenzó a fortalecerse y a adquirir importancia a partir del Decreto del 26 de marzo de 1852 del Congreso Nacional, por medio del cual se creaban las clases de jurisprudencia y en septiembre del mismo año la de Medicina, Ciencias Eclesiásticas, Matemáticas y Filosofía.  De manera que el estudiante  podía obtener el grado de bachiller en cualquiera de esas ciencias.
El 24 de julio de 1880, el Presidente de la República Antonio Guzmán Blanco dispuso elevar al Colegio de Guayana a rango de Primer Orden  y en septiembre del año siguiente lo confirmó como de Primera Categoría, es decir que quienes culminaran el bachillerato en cualquiera de las ciencias podían continuar allí mismo sus estudios a nivel superior hasta doctorarse.
            El 16 de abril de 1896, el Gobierno del general Joaquín Crespo  elevó el Colegio Nacional de Guayana a la categoría de Universidad.  Para 1900, la Universidad de Guayana había conferido  19 grados de doctor en medicina;  16 grados de doctor en derecho y 4 de doctor en Teología.  Fue precisamente en el año de este balance cuando el entonces Presidente de la República Cipriano Castro, urgido de dinero, liquidó varias universidades del país, entre ellas la de Guayana.  Entonces el Colegio bajó a segunda categoría bajo la protesta general de los bolivarenses y del estudiantado que publicó un manifiesto dirigido al entonces Ministro de Instrucción Pública, Dr. Félix Quintero.
La presión de los bolivarenses a través de cartas y manifiestos, logró que el Presidente Castro reconsiderara  la medida y por Decreto del 11 de marzo de 1901, dispuso la reinstalación de las clases de Ciencias políticas y Ciencias Médicas y abrir una Escuela de Minas.  Dicho decreto establecía que los cursantes podían optar al título de Doctor en el mismo instituto o en cualquiera de las universidades del País.
Fue un Decreto para salir del paso y que terminaría al final con la liquidación espontánea de la Universidad de Guayana, pues muchos padres prefirieron luego de cursado el bachillerato, enviar sus hijos a la Universidad Central de Venezuela, dotada de mejores recursos profesionales y técnicos.
La Universidad de Guayana, estrechada siempre por dificultades de todo género, fue mermando hasta quedar en la práctica convertida en un Colegio de Secundaria.  De allí que el 14 de septiembre de 1937, el Presidente Eleazar López Contreras lo haya declarado Liceo Peñalver.
La política educacional de López Contreras, elogiada más tarde por Rómulo Gallegos, partió de una base bien cimentada entre 1908 y 1935, tiempo del General Juan Vicente Gómez, pues durante ese tiempo los esfuerzos, muy especialmente del Ministro Samuel Darío Maldonado, estuvieron dirigidos a la organización de las Escuelas graduadas, a la conformación definitiva de la educación secundaria y a la uniformidad del régimen de estudio, todo lo cual perfila la estructura actual del sistema educativo venezolano, perfeccionada en 1948 con la Ley Orgánica de Educación propugnada por el entonces Ministro Luis Beltrán Prieto Figueroa y la cual fue objeto en 1980 de una reforma integral que precisa las directrices del sistema.
            Todos estos cambios de la educación venezolana de alguna manera se dejaron sentir en Guayana y si alguna falla tuvo fue en la construcción de edificaciones adecuadas.  Tocó al Gobierno de Isaias Medina Angarita darle pábulo a una política de edificaciones escolares modernas que en el Estado Bolívar tiene su mejor representación en el Grupo Escolar Estado Mérida, levantado en la zona oriental del Casco Histórico, donde hasta la crecida del 1943 existió el foco de prostitución llamado la Ciudad Perdida, recaladero de toda la marinería de los barcos que llegaban y zarpaban de los puertos del Orinoco.
El edificio, actual sede del Liceo Peñalver, se levantó en el período gubernamental de Marcos Pérez Jiménez, siendo Gobernador del Estado el doctor Eudoro Sánchez Lanz y para complementar la ornamentación exterior de la edificación se construyó la Plaza Maturín con un espejo de agua y abarcando el Obelisco levantado a fines del siglo diecinueve para conmemorar el 27 de abril de 1870, fecha en la que el general Antonio Guzmán Blanco inició la recuperación del Poder arrebatado por la Revolución de los Azules al líder de la Guerra Federal, Juan Crisóstomo Falcón. Pero ha sido, sin duda,  durante la vigente etapa democrática que la educación de manera integral, ha experimentado su mayor impulso, aún cuando debido a la masificación se ha puesto en entredicho su calidad y excelencia.
Es innegable la excelencia de la educación que se impartió en el pasado en los Colegios públicos y privados de Guayana.  La del Colegio Nacional dejó huellas imborrables.  De allí egresaron numerosos profesionales que le dieron lustre a la ciudad.  Del Colegio Nacional de Guayana que llegó a abrigar los tres niveles de la educación: primaria, secundaria y superior, salieron personalidades de renombre como los doctores en medicina José Tadeo Ochoa,  Eduardo Oxford, Juan de Dios Holmquist, Félix Rafael Páez,  Luis Felipe Vargas Pizarro,  José Manuel Agosto Méndez,  J. M. García Parra,  Carlos Emiliano Salom, Oscar Luis Perfetti,  Diego Adán Blanco Ledesma,  Manuel Felipe Flores y doctores en Ciencias Políticas como Wenceslao Monserate Hermoso, Antonio Gacía Romero,  Luis Natera Ricci,  Lino Level Duarte, Antonio María Delgado, Francisco D' Enjoy, José Gabriel Machado, José Eugenio Sánchez Afanador y Luis Alcalá Sucre, quien era sobrino segundo del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
El Bachillerato en Guayana ya es sesquicentenario si contamos desde 1848 que se abrieron los cursos de filosofía que tuvo en agosto de 1850 su primer fruto académico con el joven Francisco Díaz.
El Liceo Peñalver, heredero legítimo del Colegio de Guayana o Colegio Federal de Varones que modeló conciencias y forjó hombres que le dieron lustre a Venezuela, nació ungido y uncido  a ese monumento histórico de la ciudad que es la Casa del Congreso de Angostura.  Pero siempre se previó que ese inmueble debía restaurarse para convertirlo en un Museo de sitio por lo que al Liceo Peñalver hubo que construirle edificio propio y moderno y así fue levantado en la periferia del Casco Histórico, en el sitio denominado Las Tinas, por donde no ha mucho corría silenciosa el agua de los Morichales. Pero hoy el edificio, rodeado de  arboles añejos resulta estrecho para una población estudiantil que pasa del millar.
A lo largo de los años que lleva el antiguo Colegio Federal de Varones con el nombre de Liceo Peñalver, han pasado por su dirección: doctor Oscar Luis Perfetti, Dr. Carlos Emiliano Salom,  Dr. J. M. Agosto Méndez,  Dr. Adán Blanco Ledezma,  Delfín Perozo de Lima,  Mariano Crespo Ramiro, Dr. Mario Briceño Perozo, quien fue Director del Archivo General de la Nación y de la Academia Nacional de la Historia; Br. Ramón Antonio Pérez,  José Angel Machín,  Francisco Castrillo, Alberto Heredia Piñerúa, Manuel Medrano, Marcos Peña Bouchard,  Elías Pérez Benitez,  José Antonio Abatti Acosta,  David Rodríguez Navarro, Rafael Chuecos,  Pedro Rafael Bucarito, Gladys Luzardo, Rafael Ricci Call, Horacio Urbaez Hernández, Gladys Rojas, Raúl León, Marisela de Basanta y profesora Zuleika Ferreira de Cabeza, acompañada en la subdirección de los profesores Rosilberto Alí Betancourt y Lourdes López.
Su primer plantel de profesores lo integraron Oscar Luis Perfetti en calidad de Director, Carlos Emiliano Salom, como subdirector, Dr. J. M. Agosto Méndez,  Dr. Ricardo Archila,  Dr. Juan A. Montes Avila, Dr. Lino Maradei, Dr. José Miguel Gómez Rangel,  Dra. Alida Gambus, Dr. Fermín Bello Dalla Costa, Dr. Vicente Maniglia,  Br. Ernesto Sifontes,  Padre Rafael García Villasmil, Dr. Brigido Natera Ricci,  Br. Ramón Antonio Pérez y Br. Felipe Hernández.
El Liceo Peñalver no graduó promociones de cinco años de estudios hasta 1956 cuando así fue establecido, toda vez que hasta 1942 el bachillerato sólo duraba tres años.  A partir de 1973, por Decreto del entonces Presidente Rafael Caldera,  se produce un cambio en la estructura docente administrativa consistente en lo que se llamó Ciclo Básico durante los tres primeros años y "Ciclo Diversificado" los dos últimos años referidos a Ciencias, Comercio y Humanidades.
Sobre esa reforma estructural a nivel nacional, el Liceo Peñalver comenzó a funcionar con las Menciones Ciencias y Comercio.  En 1977 se le asigna al plantel la mención Asistencial.  El área de Comercio permaneció en el Plantel hasta 1976 que fue referida al Instituto Dalla Costa, luego fue suprimida la mención asistencial, quedando el Liceo en la situación actual, circunscrito  a Ciencias.
Después de este recorrido por los caminos de la educación en Guayana, especialmente en Ciudad Bolívar, para dejar constancia del esfuerzo y la pasión magisterial, nos queda al final la obligación de abogar por una escuela donde la masificación si es necesaria debido a la presión social, sea equilibradamente racional para que no se pierda la calidad que favoreció en otros tiempos a la educación.

El Liceo Peñalver, heredero del antiguo Colegio Federal, decano de todos los liceos oficiales del arco sur orinoquense, no debe perder sus raíces, debe afincarse en ellas para la proyección permanente de su futuro que es cada vez más complejo debido a la velocidad de las comunicaciones, al desarrollo de la cibernética, al progreso indetenible de la ciencia y la tecnología, a la conquista del espacio, todo lo cual ha hecho del hombre contemporáneo un ser distinto al de hasta cincuenta años atrás, más humano, menos materialista, menos metalizado, más condescendiente, más honrado y apegado a principios éticos y morales y del cual el mejor ejemplo es el prócer cuyo nombre ostenta el Liceo.  Don Fernando Peñalver debe  ser el paradigma de los peñalverianos en el esfuerzo y la pasión por el estudio, en la disciplina, en el respeto por las instituciones y en la voluntad de servir y ser útil a la sociedad y a la patria en general.  El anhelo supremo en esta hora tiene que ser el mismo que habitó en él durante los tiempos azarosos de la emancipación, por una patria unida, fuerte y grande.  Unidad, fuerte y grande por el esfuerzo de cada venezolano, pero fundamentalmente, por el esfuerzo de todos y cada uno de los estudiantes del país.  De cada estudiante que como los peñalverianos, vaya saliendo de las bulliciosas aulas de los liceos con su catumare de esperanzas giñándole el ojo a nuevos y promisorios horizontes.  

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